Por Victoriano Martínez
La Secretaría de Ecología y Gestión Ambiental (SEGAM) se ha caracterizado por ser una dependencia que obstruye la protección al ambiente en diversas modalidades y, hoy, el gobernador Juan Manuel Carreras pretende ponerla a cargo de los dos más grandes pulmones con que cuenta San Luis Potosí dentro de su mancha urbana.
El Ejecutivo cocina una modificación al decreto que creó los parques Tangamanga para ponerlos bajo la férula de la SEGAM.
Una SEGAM que, a cargo de Yvet Salazar Torres, no ha logrado coordinar un plan de manejo para el Área Natural Protegida del Camino a la Presa, cuyo juicio de amparo en proceso resultó útil para proteger esa zona de otra amenaza de depredación: la apropiación de 6.8 hectáreas por una empresa relacionada con el ex alcalde Ricardo Gallardo y el frustrado cambio de uso de suelo.
En cuestiones de planes de manejo, la SEGAM también lleva entre sus omisiones una completa inacción para promover y gestionar ante el gobierno federal la puesta en marcha del programa de manejo para la Sierra de Álvarez, que debió declararse y ponerse en marcha desde hace 38 años.
En el caso de la Sierra de San Miguelito, han pasado tres meses y medio, y la SEGAM no rinde cuentas a la sociedad sobre la razón por la que no se ha decretado la veda forestal por 20 años prevista en la ley, ni sobre las gestiones que debió realizar para urgir esa protección necesaria para la recuperación de las 11 mil 920 hectáreas afectadas más toda su zona de influencia.
Prácticamente la totalidad de la Sierra de San Miguelito requiere de la protección mediante esa veda forestal para la completa recuperación del Sistema Ambiental Regional, y de lo único que ha informado el Ejecutivo estatal es sobre un convenio de colaboración con la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas para comenzar desde cero los estudios para declararla ANP.
Otra vez una inactividad que contrasta con la reciente actividad pública a cargo de desarrolladores inmobiliarios que presentan proyectos para urbanizar parte de la Sierra antes de que pudiera hacerse válida la expresión del presidente Andrés Manuel López Obrador con una declaratoria que haga efectivo el “la Sierra de San Miguelito no se toca”, pronunciado en la Plaza de los Fundadores.
Otra de las grandes omisiones de la SEGAM se refiere, no sólo a la medición de la calidad del aire que respiramos, sino –consecuencia del cumplimiento de la primera y aún más importante– que se informe a toda la población sobre los riesgos de actividades al aire libre.
La organización Cambio de Ruta mantiene en proceso un juicio de amparo más al que la SEGAM ha atendido con manipulación de información y medias verdades para librarse de responsabilidades ante el juez, pero que en los hechos son meras evasivas a cumplir con su responsabilidad para con los potosinos.
Ni por la Sierra de San Miguelito, ni por la Sierra de Álvarez, ni por el Camino a la Presa, ni por la protección de la población por los riesgos de la calidad del aire la SEGAM ha dado muestras de aplicarse en el cumplimiento de su responsabilidad.
Prácticamente se puede afirmar sin lugar a dudas que la SEGAM a cargo de Salazar Torres no protege la ecología ni en defensa propia.
Y aun así, Carreras López pretende ponerla a cargo de los Parques Tangamanga. Sin duda, se trata de uno más de sus actos de simulación de ecologista que, en realidad, sólo abren el paso a una depredación ambiental.