Eduardo Delgado
Al siguiente mes de confirmada la condena a su agresor sexual, María de Jesús Almendárez Prieto le produjo “estrés” y “riesgo de preclamsia” a la encargada de la higiene en las oficinas alternas de la Secretaría de Desarrollo Urbano, Vivienda y Obras Públicas (Seduvop). Por ello, suspendió el aseo en el espacio de Marichuy, quien por lo insalubre presentó en la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) una queja más contra Leopoldo Stevens Amaro, titular de la dependencia.
La “afectada” es miembro del Sindicato Único de Trabajadores al Servicio de Gobierno (SUTSGE), organización sindical representada en la Seduvop por Juan Martín Gatica Izaguirre cuando éste acosó y abuso sexualmente de Almendárez Prieto, quien por ende considera la postura de la empleada como represalia.
El pasado 3 de julio, Marichuy interpuso en la CEDH su queja contra Stevens Amaro porque “me sigue revictimizando”, además de que “nunca ha respetado ni cumplido las recomendaciones 32/2015, 3/2017 y 22/2018”, acotó.
El pasado 16 de mayo, un mes después de que la Quinta Sala del Supremo Tribunal de Justicia del Estado ratificó la condena impuesta al agresor sexual, el director administrativo de la Seduvop, Salvador López Aguilar, les informó a María de Jesús y a su abogado que “la señora de intendencia” tenía síntomas de preclamsia y “se estresaba” con la presencia Marichuy.
Por esa razón, hace más de un mes dejó de limpiar el espacio de María de Jesús, quien en entrevista consideró que se trata de una medida “orquestada” entre Leopoldo Stevens y Bernardina Lara, para incomodarla.
En las oficinas alternas de la dependencia de Gobierno del Estado, localizadas en la esquina de las calles 5 de Mayo y Pascual M. Hernández, trabajan siete personas y sólo en la de María de Jesús la “afectada” suspendió el aseo.
Acumulados los desechos, las condiciones son insalubres, situación que vulnera “mi derecho a la salud y a un trato digno”, asentó en su queja Marichuy, quien padece diabetes.
Según la aseadora, la sola presencia de Almendárez Prieto le inquieta y eso le podría provocar una preclamsia. “Lo que pido que me comprueben, porque me han acusado de todo”, retó.
Consideró también que este es otro “invento”, porque “yo no tengo trato para nada con ella (la empleada de limpieza”, además de que “ya tiene dos años trabajando y nunca se había quejado”.
“¿Qué casualidad que después de la sentencia condenatoria me adjudican este asunto?”, cuestionó.
El pasado 22 de mayo, dijo, le pidió a Stevens Amaro resolver este problema y el funcionario le respondió que sería resuelto por el director administrativo, de quien espera la solución desde hace más de un mes, en tanto su espacio permanece sucio.