Por Victoriano Martínez
Toda renovación de una institución despierta esperanzas de una actuación que se diferencie de quienes los precedieron y que esa diferenciación sea para mejor.
La primera impresión cuenta.
Parte de esa primera impresión tiene que ver con las formas en sus primeros actos.
Toda Legislatura comienza con dos sesiones solemnes: la de instalación y la de inicio del primer periodo ordinario de sesiones.
El 14 de septiembre de 2015, los diputados de la LXI Legislatura llegaron a la sesión de instalación con acuerdos aterrizados: les bastaron 45 minutos de corrido para instalarse y nombrar a su directiva.
Este 14 de septiembre de 2018, los diputados de la LXII Legislatura necesitaron de un receso de 35 minutos para aterrizar de último momento la conformación de la directiva. El tiempo efectivo de la sesión también fue de 45 minutos.
¿Diferencia? Sí. ¿Para bien o para mal? Lo dirá el tiempo y sus acciones.
Con la LXI Legislatura, el tiempo y sus actos, que cerraron con broche de sumisión hasta el último momento en la sesión del 7 de septiembre con la aprobación de los informes de las cuentas públicas y la autorización de un crédito por más de mil 200 millones de pesos al gobernador, dejaron ver que aquel acuerdo de instalación tersa no era más que una señal de lo alineados que estaban.
El primer desencuentro de los integrantes de la LXII Legislatura, por lo que se comenta entre algunos de los involucrados, tendría que ver con cierta resistencia a alinearse con el Ejecutivo o con los contrarios del Ejecutivo, pero lamentablemente nunca con la defensa del interés general.
La LXI Legislatura tuvo su primera sesión ordinaria el 17 de septiembre de 2015, dos días después de la sesión solemne de inicio del primer periodo ordinario.
Había justificación: aprobaron un dictamen dejado por sus antecesores para declarar recinto oficial el Centro de Convenciones para la toma de protesta del gobernador. Pero ya se apuntaban como apresurados para atender las necesidades de Carreras.
Pero si la LXI Legislatura sesionó tan apresuradamente para atender una necesidad de Carreras, la LXII Legislatura también le acaba de hacer un favor al gobernador: a pesar de que al cerrar la segunda sesión solemne se citó a sesión ordinaria para hoy a las 10 de la mañana, ésta se reprogramó para mañana y hoy se anuncia una solemne para recibir el tercer informe de gobierno.
A diferencia de sus antecesores, la LXII Legislatura tendrá, antes de sesionar por primera vez de manera ordinaria, tres sesiones solemnes … para rendirle honor al gobernador.
La segunda sesión ordinaria de la anterior Legislatura, porque la primera fue para habilitar la sede de la protesta de Carreras como gobernador, es la que resulta comparable con la primer sesión ordinaria que se dará este viernes, cuya Gaceta apareció el día de ayer.
Desde aquella sesión citada para el 24 de septiembre de 2015, los entonces diputados dejaron ver su incontinencia para jugar a ser legisladores con propuestas insustanciales, salvo dos iniciativas de ley, una sobre trata de personas y la otra sobre remuneraciones.
(Dato curioso: una iniciativa fue presentada por Enrique Flores Flores que incluía la propuesta de reformar el artículo 217 del Código Penal Federal para incorporar dos fracciones, una que proponía sancionar a “el servidor público que utilice los apoyos o gastos sujetos a comprobación que sean propios del desarrollo del trabajo y los gastos de viaje en actividades oficiales, en actividades o en conceptos ajenos al cumplimiento de su empleo, cargo o comisión públicos”).
Los anteriores diputados se estrenaron con siete iniciativas, de las cuales tres fueron presentadas por Oscar Vera Fabregat, el 42.85 por ciento de las propuestas.
Los actuales diputados no se han quedado atrás: mañana viernes presentarán al pleno 15 iniciativas, dos de las cuales responden a una situación coyuntural que las justifica: buscan enmendar la plana a los aberrantes actos de sumisión de sus antecesores (cuentas públicas y crédito a Carreras el 7 de septiembre).
Ese afán de proyectarse como legisladores en lugar de honrar y salvaguardar la legislación existente en esencia no los hace diferentes, pero sí en grado: comienzan con un mayor protagonismo de legislativitis que apunta a terminar con un rezago mayor al de sus antecesores.
Igual que en la Legislatura anterior, el único diputado que repite por haber sido reelecto, Vera Fabregat, presentó nueve de las 15 iniciativas que representan el 60 por ciento.
Sin contar las de Vera Fabregat, la LXI Legislatura habría comenzado con cuatro iniciativas en tanto que la actual con seis. Un 50 por ciento más de legislativitis.
La renovación de una institución como el Congreso del Estado abre esperanzas, pero como la primera impresión cuenta, ya hay suficientes señales para que la sociedad civil no se confíe y le ponga mucha atención a la actuación de quienes hoy integran la LXII Legislatura.