Por Victoriano Martínez
Mañana domingo, 2 millones 185 mil 460 ciudadanos en el Estado tendrán la posibilidad de acudir a partir de las ocho de la mañana a la casilla que les corresponda de entre las 3 mil 906 que se espera que sean instaladas en todo el territorio para elegir cuatro senadores, 7 diputados federales, 27 diputados locales, 58 alcaldes, 64 síndicos y 387 regidores.
Mucho se ha comparado una elección con el proceso de contratación de empleados, en los que los votantes son quienes deciden darle el trabajo a uno de los candidatos que se postula a través de los partidos políticos y, últimamente, como candidatos independientes.
En esa analogía, tendría que reconocerse que ese proceso de selección de personal sería históricamente el más atípico y viciado, y quedaría clara la razón por la que cada vez los resultados que dan los contratados son muy decadentes y lejanos de las funciones y servicios que deberían de dar.
Resulta que en este caso el aspirante a ocupar la vacante antes que acreditar sus capacidades ante quien decidirá su contratación, privilegia tratar de convencerlo con promesas que no sólo sabe que no está dispuesto a cumplir, sino que no son viables, pero las magnifica para apelar a la emoción del votante antes que a su razón.
Peor todavía: utiliza los recursos económicos aportados por el contratante para inducir con dádivas y otros instrumentos de manipulación a que le den su voto, desde los que en la regulación electoral están permitidos con la etiqueta de utilitarios (segundo párrafo del artículo 26 de la Ley Electoral) hasta los prohibidos en el primer párrafo del mismo artículo:
“Queda prohibido a los partidos políticos, coaliciones, personas precandidatas y candidatas, realizar actos que generen presión o coacción al electorado, además de entregar a las y los electores, dinero, despensas, enseres domésticos, materiales para construcción y, en general, cualquier otro bien, en todo tiempo y bajo cualquier título o denominación”.
Algunos partidos hoy afinan y ponen en marcha sus operativos de compra de votos, acarreo de votantes, operaciones carrusel y demás como en los viejos tiempos porque a fin de cuentas la autoridad electoral no tiene capacidad para vigilar e inhibir tales ilegalidades y, lo que es peor, ni siquiera tiene voluntad de hacerlo. Es decir, no hay autoridad.
En la analogía del proceso de selección de personal, la autoridad electoral equivaldría a la agencia de reclutamiento que traiciona al empleador para darle a los aspirantes a la vacante todas las facilidades para que accedan al cargo sin necesidad de acreditar sus capacidades.
Muy lejos de promover y facilitar a la ciudadana el acceso a información pertinente y de calidad para que pueda discriminar entre las opciones que se le presentan, la “Estrategia de promoción de la participación ciudadana y el voto para el proceso electoral 2024” del CEEPAC se enfoca en llamar a votar.
Para el CEEPAC y los consejeros electorales, participar es votar… sin posibilidad de reflexionar. En todo el documento de promoción no se menciona ni se describe ninguna estrategia para promover e incentivar la práctica de habilidades de participación.
Durante las campañas no hubo una sola promoción para que los electores consultaran las plataformas electorales de los partidos políticos y pudieran contrastarlas con las promesas y posturas de sus candidatos.
El Sistema Conóceles, con las información de los candidatos, comenzó a operar tarde y con poca difusión: a un día de la elección apenas tenía 20 mil 879 visitas, con los visitantes repetidos porque hacen varias consultas. El 0.95 por ciento de quienes están en posibilidad de votar.
Una agencia de reclutamiento que, en el colmo del cinismo, entre sus integrantes responsabilizan y reprochan a la ciudadanía por no hacer su tarea de analizar las propuestas para emitir el voto. Así lo escribió el consejero Marco Iván Vargas Cuéllar en Pulso este jueves:
“Pienso que un gran pendiente de la ciudadanía consiste en realizar ejercicios de reflexión sobre las propuestas que expresan las personas candidatas. ¿Cuál podría ser la implicación de tal o cual propuesta? ¿Cuál es su idea general de gobierno? ¿Cuál será una aportación significativa desde su posición legislativa?, solo por mencionar algunos ejemplos. Grandes pendientes ahí”.
¿Y cuándo el CEEPAC le ofreció o promovió para esa ciudadanía información de calidad para que pudiera realizar esos ejercicios de reflexión? Efectivamente: Grandes pendientes por ahí.
Pero la autoridad electoral habrá cumplido este domingo su papel de agencia de reclutamiento y lo proclamará orgullosa. Los aspirantes verán el resultado de sus capacidades de inducción, manipulación, presión y coacción del voto para, quienes obtengan mayoría, exhibir sus incapacidades para el cargo para el que se les contrate.
Para los electores, a pesar de todo, es la oportunidad de acudir a las urnas y mostrar que valora su capacidad de decisión y, al hacerlo, lejos de dar un voto de confianza a los viciados aspirantes a las vacantes, acude con la esperanza de que su muestra de interés merece que se eleve la calidad del proceso para la siguiente.