Óscar G. Chávez
No he conocido, al menos hasta este momento, y ya son varios los años que llevo avecindado en San Luis Potosí, una corte de funcionarios tan ostentosos como en la actual administración. La pretenciosidad propia de los nuevos ricos comienza a rebasar cualquier límite.
Lucir relojes, hebillas y zapatos, enormes, feos y llamativos, aunque costosos, es lo de hoy; se tiene que mostrar que la bonanza gallardista los ha alcanzado y les permitirá de golpe y porrazo salir de aquella terrorífica etapa de privaciones y pobreza. Pero estos excesos no sólo se aterrizan en lo personal, sino que también se busca disfrazar de obra pública todo aquello que contribuya a satisfacer las patologías megalómanas de los que actualmente gobiernan.
Los excesos del gallardismo comienzan a asemejar a los del Negro Durazo, no sólo por los impresionantes despliegues de seguridad que acompañaban al funcionario del Distrito Federal, sino también por toda la cauda de rufianes que incorporó a la nómina, por el nivel de sus corruptelas, y por aquellas excéntricas, masivas e inútiles construcciones de capricho personal para las que destinó y desvió recursos económicos y humanos del presupuesto público.
Las similitudes existen, aunque no sabría si comparar con el partenón de Zihuatanejo o con la casa del Ajusco, la nueva Arena San Luis que el gobernador dice que en breve comenzará a construirse en terrenos de los estacionamientos de la Feria, que en realidad no sabemos para qué servirá y, muy posiblemente después que concluya su gestión y su periodo de influencia, la construcción muy posiblemente quede en el olvido.
En San Luis Potosí el gobierno del estado no debe de invertir en un espacio de este tipo por dos razones sencillas: porque destinar el recurso para su construcción implica continuar endeudando al estado y fastidiando rubros diversos y porque, no se necesita ser un genio para entenderlo, no se necesita un espacio de este tipo.
Fuera del tamborazo, las suertes ecuestres y los acarreos masivos del actual gobernador ¿para qué otras actividades podría utilizarse el espacio?, para nada y lo sabemos. Existe una plaza de toros (digo, pensando en que quiera allí hacer corridas un gobernador que se dice protector de los animales), un foro múltiple que es el Domo, un teatro de la Paz, un teatro llamado de la ciudad que recientemente fue restaurado y puesto nuevamente en funcionamiento, y el espacio universitario del Bicentenario. Cualquier actividad cultural o espectáculo que se quisiera montar en la ciudad, sería perfectamente compatible con estos espacios.
Pero vuelven a aflorar los complejos del gobernador quien se empeña en que se construya este espacio que no tiene otro objetivo que dar lucimiento a su equipo de charrería y al de su padre, en el congreso nacional de charrería que este año tendrá como sede la ciudad. Para algo habría de servir ser gobernador.
Sus ahijados, entenados y caudatarios celebrarán de inmediato la ocurrencia, pero la gente de razón seguro verá más conveniente que se invierta en rubros en realidad necesarios, como educación, salud y seguridad pública. En vez de eso, y todos lo sabemos, se recorta el presupuesto a la UASLP, se retira el Seguro Social a la burocracia, no se paga a su fondo de pensiones ni a diversas instituciones de educación.
La realidad es que el recurso para sus obras fatuas y votivas muy seguramente no sale de las arcas públicas, no faltarán constructores con los que después se ponga a mano, que estén dispuestos a financiar la obra. La fabulosa exprimida que se le está dando al erario y que al menos se le seguirá dando hasta el 2024, tiene otro fin y no es San Luis.
Por cierto, detalles como éstos hacen reflexionar que aunque el diputado federal Xavier Azuara insista que desde su curul se encuentra “defendiendo San Luis” no se ha hecho hasta este momento ningún comentario de oposición a los excesos gubernamentales en el estado; dirá que para eso está Marko Cortés. Miedo o precaución, y no al gobernador que seguro también, lo cierto es que a la presentación de su primer informe de resultados, ocurrido el jueves en el Colegio de San Luis, sólo invitó a sus simpatizantes y a panistas que le son afines. Como que para qué exponerse más a la crítica y a las cada vez más evidentes malquerencias.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.