Ciudad de México (14 de julio de 2016).- En la época prehispánica, especialmente en el pueblo azteca, se les conocía como “flores blancas” y eran parte de ceremonias importantes.
Hoy también acompañan momentos especiales o de diversión, pero su nombre es distinto: se llaman palomitas de maíz.
Y el grano que les dio origen, el maíz palomero, está en riesgo de desaparecer.
En México, existen sólo 514 hectáreas cultivadas con esta variedad del grano, según el dato más reciente del gubernamental Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera.
Las cosechas se realizan sobre todo en campos de Tamaulipas, en el noreste del país.
En el resto del territorio no hay cultivos de este maíz, a pesar de que existen ocho distintas variedades de maíz palomero.
“Las ocho variedades están en riesgo de desaparición porque son contados los productores y están muy dispersos”, explica el activista.
“México es la cuna de las palomitas de todo el mundo, se tiene que conservar la riqueza genética que es mexicana y está concentrada en estas ocho razas”.
Actualmente prácticamente todas las palomitas que consumen los mexicanos se importan de Estados Unidos.
El origen.
Lo que ahora conocemos como palomitas son en realidad granos de maíz que se revientan con el calor y adquieren una forma de roseta.
Algunos historiadores y antropólogos creen que este descubrimiento fue esencial en la alimentación de los habitantes originarios de lo que hoy es México.
También fue importante en la domesticación de la gramínea que sucedió hace unos 8.700 años en la zona central del país.
Así lo reveló en 2009 una investigación del Museo Smithsoniano de Historia Natural y la Universidad de Temple.
No todas las variedades de maíz pueden formar rosetas al calentarse, sólo las que desde el siglo pasado se les llama “palomeros”.
De las razas mexicanas –se han encontrado otras en Arizona, y Nuevo México, Estados Unidos, así como en Perú, por ejemplo- la que tiene más historia es la originaria del valle de Toluca.
Es una zona del actual Estado de México cercana a lo que fue la ciudad de Tenochtitlán, corazón de la civilización azteca, y que hoy es la capital del país.
También es una de las variedades más primitivas de la que se derivaron otras utilizadas actualmente para elaborar tortillas, básicas en la dieta de los mexicanos.
Además, el maíz palomero de Toluca fue parte del estudio que descifró el genoma completo de la gramínea, en 2006.
La primera cosecha.
En su proyecto, Rafael Mier cultivó dos hectáreas con estos granos, como un primer paso para extender la siembra a las otras variedades.
No fue sencillo, asegura el empresario activista, porque la variedad toluqueña dejó de sembrarse hace mucho tiempo.
Durante varios meses recorrió las comunidades donde solía cultivarse, sin éxito.
“No encontré una sola mazorca, la gente me decía que este maíz se había perdido”, cuenta.
Al final, en el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo y el Colegio de Posgraduados consiguió 120 semillas del palomero toluqueño.
Con esos granos empezó su cultivo en Valle de Bravo, en la misma zona donde se cultivaba originalmente.
“Tienen que sembrarse en la región donde se desarrollaron”, explica.
“Este maíz toluqueño debe estar a una altitud superior a los 2.000 metros sobre el nivel del mar, tiene condiciones muy específicas para crecer”.
La primera cosecha se espera conseguir en octubre, y luego seleccionará los granos con mejor desarrollo para cultivarlos de nuevo.
El proyecto no sólo es conservar esta variedad, sino eventualmente convencer a más productores de sembrar las otras razas de maíz palomero en sus estados.
Algo que necesita más que buena voluntad.
Palomitas estadounidenses.
Durante casi todo el siglo XX la mayoría de las palomitas de maíz que se consumieron en el país se hicieron con granos mexicanos.
Pero con la apertura comercial, iniciada en 1986, las rosetas estadounidenses desplazaron a las nacionales.
En ese país se mejoró el grano original para conseguir palomitas más grandes y a menor costo de producción.
Los campesinos mexicanos no pudieron con la competencia y abandonaron sus cultivos.
Actualmente producción anual promedio es de 3.000 toneladas cosechadas únicamente en Tamaulipas, en el noreste del país.
Cada año los mexicanos consumen entre 30.000 y 40.000 toneladas de maíz palomero, según datos del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (Inifap).
El 97% de estos granos proviene de cultivos estadunidenses.
¿Se puede competir con este volumen? Sí, pero necesita tiempo, responde Mier.
El paso fundamental es convencer a los dueños de cines y tiendas comerciales que es importante rescatar la producción nacional.
También las autoridades deberían ofrecer estímulos a quienes cultiven el maíz palomero en el país.
El problema no es la demanda sino que no hay oferta mexicana, dice Rafael Mier.
“Desafortunadamente aunque se genere la demanda no existe capacidad de producir, se está perdiendo”.
Fuente: BBC Mundo.