Ciudad de México (27 de septiembre de 2016).- México arrastra una perniciosa tendencia de “crecimiento mediocre” desde la década de los 90. En los 25 años que han transcurrido desde entonces, el promedio anual es aproximado apenas al 2% del PIB, un indicador muy lejano al 5% requerido para convertirnos en la potencia que podríamos ser, y a lo cual inexplicablemente hemos sistemáticamente renunciado.
Sin duda se trata de una problemática de enorme complejidad que requiere de acciones en varios frentes, y uno de ellos, quizá uno de los tres más relevantes, se encuentra en la estructura y dinámica del mercado interno; es decir, se ha renunciado a construir un modelo propio de crecimiento que, sin renunciar a la disciplina macroeconómica, ponga nuevamente énfasis en una lógica de “crecer hacia adentro”, restituyendo simultáneamente capacidades reguladoras para el Estado.
Todo ello debe permitir generar una transformación productiva nacional, que nos permita también transitar hacia un modelo que permita garantizar certidumbre a la inversión, sin sacrificar empleos dignos y un salario verdaderamente remunerador para el país.
Muchos negocios, pero muy pobres.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía dio a conocer recientemente los resultados de la Encuesta Nacional sobre Productividad y Competitividad de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (Enaproce 2015). En ellos se confirma la tendencia que hemos mantenido desde hace muchos años: tenemos una estructura en donde la mayoría de los empleos se generan en pequeñas y microempresas, pero en las cuales se produce muy poca riqueza.
En efecto, los resultados de la encuesta citada muestran que en el país hay 4 millones 59 mil 460 empresas; de éstas, únicamente 10 mil 917 son catalogadas como “grandes empresas” (unidades que tienen 251 o más empleados), las cuales representa sólo 0.03% del total; le siguen las “empresas medianas” (unidades con 51 a 250 empleados), las cuales suman 16 mil 754, cifra que representa 0.04% del total.
Según los datos del Inegi, las pequeñas empresas (unidades con 11 a 50 empleados) suman 79 mil 367, las cuales representan 2% del total de las empresas del país; mientras que las microempresas (unidades que tienen de 1 a 10 empleados) suman 3 millones 952 mil 422, las cuales representan 97.4% del total de las que existen en todo el territorio nacional.
Las micro son las macroge- neradoras de empleos.
De acuerdo con los datos presentados por el Inegi, las microempresas emplean 75.4% del total del personal ocupado en empresas en el país; es decir, representando 97.6% del total de empresas existentes en México, generan uno de cada tres empleos.
En segundo sitio se encuentran las pequeñas empresas, con el 2% del total de cuatro unidades en el país, y generando 13.4% de los empleos totales originados por el sector empresarial; en tercer lugar aparecen las medianas empresas, las cuales generan 11% de los empleos, mientras que el resto es generado por las grandes empresas del país.
Riqueza desbalanceada.
Uno de los datos que salta a la vista de inmediato es que aun con la distribución y estructura señalada, las grandes empresas siguen siendo las generadoras de la mayor proporción de la riqueza que produce el sector empresarial. En efecto, los datos del Inegi muestran que, del total del valor de las ventas de sus principales productos, las microempresas, a pesar de que representan 97.6% del total de las unidades empresariales, obtienen apenas 11.4% de los recursos totales generados en el territorio nacional.
Por su parte, las pequeñas empresas, siendo 2% del total de unidades del país, obtienen 10.5% del total de las ventas generadas; en tercer sitio se encuentran las medianas empresas, las cuales perciben 13.7% del total de los ingresos por ventas, mientras que las grandes empresas, representando menos de 1% de la planta empresarial nacional, se queda con 64.4%; es decir, dos de cada tres pesos que se generan por ventas empresariales se quedan en el 0.03% del total de las unidades empresariales que existen en México.
La educación es un factor.
De acuerdo con el Inegi, laborar para el sector empresarial en México implica contar con una escolaridad mínima. En efecto, del total de personas que trabaja en empresas sólo 2.8% no cuenta con ninguna instrucción; en las grandes empresas el porcentaje es de 1.9%; en las medianas y pequeñas es de 2% y 2.5%, respectivamente; mientras que en las micro el porcentaje es de 3.6% (casi el doble que en las grandes).
En contraste, 17.1% de los empleados totales en empresas cuenta con educación superior. En las grandes empresas el dato es de 19.1%; en las medianas de 18%; en las pequeñas de 20%, mientras que en las micro es de 14.7%.
Apoyos desconocidos.
Siguiendo al Inegi, son muy pocas las empresas que participan en los programas de gobierno que tienen como objetivo apoyarles. En efecto, del total de las empresas existentes en el país, en 85.7% se desconocen los apoyos que existen.
Fuente: Excélsior.