Ciudad de México (19 de septiembre de 2016).- Una de las mayores lecciones que dejó el sismo de 1985 fue que se debía de cambiar la forma de construir los edificios en un país donde son comunes los movimientos de tierra, como lo es México, comentó Javier Ribé, académico especialista en estructuras y sismos de la Universidad La Salle.
México es un país con gran actividad sísmica debido a que se encuentra en el llamado Cinturón de Fuego del Pacífico. Y es en la costa del Pacífico mexicano donde hacen contacto las placas de Cocos y de Norteamérica, lo que genera la mayor parte de los sismos de nuestro país.
Por eso nuestro país es propenso a sufrir sismos frecuentemente, lo que obliga a que en materia de construcción se deba de tomar en cuenta esto de manera preventiva.
“(El temblor del 85) nos mostró varias cosas. Como errores que se encontraron en cómo hacíamos las cosas los ingenieros, el sismo nos enseñó a que eso no se debía hacer así. Había muchos tipos de estructuras y nos dimos cuenta que eso no tenía que hacerse así, había muchos problemas en las estructuras y nos dimos cuenta de eso”, explicó el académico.
El terremoto de hace 31 años sigue siendo uno de los más fuertes registrados en la historia de México y existe la certeza de que volverá a temblar con igual intensidad en algún momento, con la posibilidad de que sea de una magnitud similar o superior a 8.1, (especialmente en el caso de la Ciudad de México).
Otra de las lecciones que dejó el siniestro de hace más de tres décadas fue el los edificios deben de usarse para lo que fueron construidos.
“Nos dimos cuenta de que a los edificios les hacíamos cambios de uso muy abruptos, de ser oficinas los llenábamos de archivos muy pesados y eso le pegaba muchísimo al edificio en un temblor. O edificios que la gente malamente la usaba como bodega cuando era una oficina o habitacionalmente, eso no era problema del reglamento, sino de las personas que sobrecargaban los edificios”, explicó.
Fuente: 24 Horas.