Gloria Serrato
En días pasados se conmemoró el día mundial del agua, es una fecha que no debe pasar desapercibida, el acceso al agua potable es una necesidad clave para las personas, es fuente de vida. El derecho humano al agua y al saneamiento, forma parte de uno de los objetivos de desarrollo sostenible de la Agenda 2030, que busca generar mayor conciencia en la distribución y manejo de este vital líquido.
Cuando hablamos de agua nos referimos al acceso, disponibilidad y calidad, que al ser un derecho humano, y que nadie nos quedemos sin contar con agua potable que nos permita la igualdad plena entre las personas.
El acceso al agua también ha generado brechas de desigualdad de género, sobre todo en el medio rural donde son las mujeres las que abastecen el líquido a la familia, a ellas les corresponde acarrear el agua, almacenarla y administrarla para que toda la familia o las personas de su entorno puedan contar con el líquido.
El suministro del agua ha sido una situación compleja en todo el mundo, en las poblaciones rurales y semi urbanas es donde se recrudece la problemática porque son las mujeres las encargadas de buscar el líquido y de distribuirlo en sus hogares.
En esto hay una gran carga de desigualdad de género, porque seguimos siendo las mujeres las que tenemos que abastecer de líquido, para las diversas actividades de la casa. Esto implica tiempo de las mujeres que lo emplean para acarrear el agua, lo que impide que las mujeres se dediquen a otras actividades como es estudiar, lo que genera la desigualdad entre hombres y mujeres.
De acuerdo con información del Centro de Desarrollo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Cepal) en el Estudio Económico de América Latina 2019, desarrollo en transición, se dan algunas soluciones para evitar que el agua, o los temas relacionados al agua, sean prácticas de discriminación, y que no exista desigualdad de género, raza, etnia, religión, idioma, nacionalidad, edad etc. por la distribución de líquido, y asegura que para el desarrollo de la vida humana con dignidad se requiere de la efectividad de este derecho humano al agua potable.
De acuerdo con datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), hay más de 9.3 millones de personas que no tienen acceso al agua en sus viviendas, y las zonas rurales son las más desfavorecidas. Asimismo establece que en las zonas urbanas más de un 97% está conectado a alguna red hídrica, sin embargo la calidad de líquido no siempre es la óptima.
En nuestro país en el Artículo Cuarto de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, se establece el derecho humano al agua y al saneamiento desde 2012, lo que permite que el gobierno del país establezca los lineamientos que se deben seguir para que el agua llegue a todas las personas.
Datos ofrecidos por la Organización de Naciones Unidas advierten del Covid 19 la situación de la distribución de líquidos se determinó que es fundamental para preservar la salud y el bienestar de todas las personas, por lo que el acceso al agua limpia, potable para siempre poder alcanzar las medidas de higiene necesarias para hacer frente a las enfermedades.
La escasez del agua afecta a más del 40% de la población mundial y de continuar la tendencia que se lleva ahora, este número podrá aumentar, asimismo se debe disminuir la cifra de mujeres y niñas como encargadas de recolectar agua en el 80% de los hogares sin acceso al agua corriente, lo que repercute en ampliar las brechas de desigualdad con respecto de los hombres.
El agua y su suministro debe ser una acción prioritaria sobre todo para los gobiernos municipales, que son quienes proveen de los servicios necesarios para que tengamos agua corriente en nuestros hogares
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.
Es periodista y abogada, doctora y maestra; especialista en atención a víctimas, derechos humanos, transparencia y salud. Actualmente es directora general del Instituto de las Mujeres de San Luis Potosí. Anteriormente se desempeñó como directora de Derechos Humanos en la Fiscalía General del Estado; fue comisionada de la Comisión Ejecutiva Estatal de Atención a Víctimas y presidenta de la Mesa Interinstitucional de Feminicidios. Cuenta con diversas publicaciones entre las que destaca su tesis doctoral Construcción de Personajes: El Subcomandante Marcos y la prensa en México 1994 a 1995.