Gloria Serrato
Las mujeres que han vivido violencia, atraviesan por un laberinto emocional del que para salirse, requieren de apoyo como puede ser terapia, asesoría, orientación jurídica, dinero, a veces vivienda, ropa, que les permita hacer frente a lo que habrán de llevar a cabo tras ser víctimas de una agresión por parte de su pareja, o de algún integrante masculino de su familia.
Para una mujer víctima de violencia, presentarse ante el Ministerio Público a denunciar a su pareja, es un hecho complejo, nada sencillo, porque se atraviesan una serie de emociones, sentimientos, que la ponen en un dilema sobre defenderse de las agresiones, pero también con una sensación moral de que con eso le está fallando a sus hijos e hijas, o a familiares.
Las presiones que ejerce el agresor y el núcleo familiar, la llevan a que regrese a su vida sentimental con su ex pareja o la persona que la agrede, e inicia una etapa de reconciliación en el que nuevamente el agresor se muestra arrepentido por lo que ha sucedido, su comportamiento cambia radicalmente, con conductas que ella le había pedido para llevar una relación armoniosa; él para compensar el daño que le provocó a la víctima, le da obsequios, regalos, apoyo en el hogar, cuida a los hijos o hijas, y por supuesto la promesa de que no volverá a ocurrir un hecho violento. Esto hace que la mujer, crea que las cosas van a cambiar, que la relación se puede restituir y volver a empezar con mejor ánimo.
Por supuesto que cuando hay violencia sistemática y continua, este hecho pasa posteriormente a una fase de calma en donde no existen discusiones o son muy esporádicas.
Cuando esa violencia ha ocurrido en diversas ocasiones, las tensiones por las diferencias cotidianas en el hogar, detonarán que el agresor nuevamente agreda a la víctima, una de las principales violencias que se dan en esta fase es la psicológica, porque nuevamente quiere el control de la mujer, y la tensión va de menos a más, igual como ocurre con las conductas violentas, agrediéndola en su dignidad, con comentarios con sarcasmo, le aplica la ley del hielo, hasta llegar a agresiones físicas, la víctima en esta etapa minimiza el problema y justifica al agresor.
En seguida se manifiesta la etapa de explosión, que se caracteriza por la descarga de toda la violencia acumulada, en la que se producen agresiones físicas, psicológicas sexuales. De acuerdo con la psicóloga norteamericana Lenore Walker, que diseñó lo que hemos descrito líneas arriba y le denominó Cycle of Abuse “El círculo de la violencia”.
Estas cuatro etapas que propone la investigadora norteamericana, se repiten varias veces hasta que la mujer que es víctima, toma la decisión de enfrentar a su agresor y denunciarlo ante las autoridades.
Menciona la autora que las etapas se van haciendo más cortas, es decir, el tiempo en que transcurre entre una y otra, se hace más corta conforme aumenta el nivel de violencia. Cuando la duración disminuye entre las etapas puede ocurrir un hecho grave, pone en riesgo la integridad física y la seguridad de la mujer.
Describir cómo ocurre lo que las mujeres viven con una persona que las agrede, nos es de utilidad para comprender la complejidad que enfrentan al momento de denunciar al hombre con el que conviven, que generalmente es el padre de sus hijos e hijas. Puede vivir ese círculo muchas ocasiones, por ello, son importantes los primeros datos que nos proporcione, para identificar la violencia que vive y no dejarla sola, buscar que tenga una red de apoyo, que le permita actuar para evitar que la violencia aumente.
La red de apoyo, pueden amigas, familiares y estar siempre atentas a que puede recurrir por ayuda en cualquier momento, ayudarle y canalizarla a las autoridades
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.
Es periodista y abogada, doctora y maestra; especialista en atención a víctimas, derechos humanos, transparencia y salud. Actualmente es directora general del Instituto de las Mujeres de San Luis Potosí. Anteriormente se desempeñó como directora de Derechos Humanos en la Fiscalía General del Estado; fue comisionada de la Comisión Ejecutiva Estatal de Atención a Víctimas y presidenta de la Mesa Interinstitucional de Feminicidios. Cuenta con diversas publicaciones entre las que destaca su tesis doctoral Construcción de Personajes: El Subcomandante Marcos y la prensa en México 1994 a 1995.
