Gloria Serrato
Este Primero de Mayo se conmemora el Día del Trabajo, que tiene su origen en actos represivos a personas trabajadoras en los Estados Unidos ocurridos un día 1 de mayo de 1886.
Este día los sindicatos y las organizaciones laborales en todo el mundo consideran la fecha como un espacio global para sensibilizar sobre la defensa de los derechos de las personas trabajadoras; con el paso del tiempo y las distintas luchas que en diferentes partes del mundo se han dado, de poco a poco se han alcanzado derechos. Las demandas conquistadas han ido subsanando las situaciones abusivas que dejaban en desventaja a la clase trabajadora.
Para las mujeres el panorama sigue en evolución, con costos que limitan alcanzar la igualdad sustantiva; las batallas libradas en los siglos anteriores tienen hoy en la actualidad, un impacto positivo, como lo ha sido la inclusión en la ley Federal del Trabajo las modificaciones para la no discriminación de las mujeres en el ámbito laboral, así como el equilibrio por la condición de género que vivimos nosotras.
Fechas como el 8 de marzo se conmemoran a partir de accidentes mortales en las empresas del siglo pasado, de luchas laborales y que hoy se refrendan para evitar que se vuelvan a repetir condiciones en las que estemos en desventaja para el trabajo y que nos permita una vida digna.
En materia laboral la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos ya menciona en el artículo 123, los aspectos que son fruto de las luchas trabajadoras, de las acciones emprendidas para alcanzar la igualdad laboral. Entre ellos, la jornada laboral, las condiciones para evitar que se empleen a menores de edad, la protección especial para las mujeres embarazadas, los salarios que tienen que ver con la calidad de vida y el sueldo digno, así como acciones afirmativas que nos compensen las desigualdades que vivimos nosotras.
Una de estas acciones afirmativas ha sido que las empresas contraten a más mujeres, haciendo a un lado situaciones que colocan en desventaja a las mujeres, así como acciones para que las empresas cumplan con la norma 025, una norma de igualdad laboral y no discriminación, que debe adoptarse voluntariamente en los centros laborales para favorecer el desarrollo integral de las y los trabajadores.
Esta norma tiene su origen en un convenio de colaboración que firmaron la Secretaría del Trabajo, en Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES) y la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Discriminación (CONAPRED), con el objetivo de llevar a cabo acciones que promuevan, difundan y fomenten la igualdad entre las personas dentro del espacio laboral, tanto en el ámbito público o del sector privado.
Obtener esta norma, implica una serie de acciones que voluntariamente tienen que llevar a cabo las empresas o las dependencias de la administración pública, con varios requisitos que se tienen que cumplir y en donde se logren acreditar que se cuentan con los elementos y garantías suficientes para que las mujeres y los hombres estén en las mismas condiciones de llevar a cabo su actividad laboral.
Como ejemplos están la integración de la plantilla de personal, que al menos el 40% sea de un mismo sexo, que el 40% de los puestos directivos sea para mujeres, que se tenga adicionalmente a personas con alguna discapacidad, que haya una figura mediadora, que organicen actividades o eventos enfocados a fomentar la igualdad y la no discriminación dirigido al personal y sus familias.
Alcanzar la igualdad plena y sustantiva entre hombres y mujeres en el ámbito laboral es una de las acciones que las diferentes administraciones de gobierno se han propuesto a cumplir, y que tiene que ver pon con la disposición de los empresarios, de los sindicatos. Hemos visto muchas acciones afirmativas y experiencias de éxito de empresas para dar el impulso que requieren las mujeres.
El trabajo formal siempre implica una serie de beneficios que son importantes para las mujeres, más allá de las prestaciones establecidas en la ley, es la certeza de un trabajo que le permita tener un proyecto de vida.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.
Es periodista y abogada, doctora y maestra; especialista en atención a víctimas, derechos humanos, transparencia y salud. Actualmente es directora general del Instituto de las Mujeres de San Luis Potosí. Anteriormente se desempeñó como directora de Derechos Humanos en la Fiscalía General del Estado; fue comisionada de la Comisión Ejecutiva Estatal de Atención a Víctimas y presidenta de la Mesa Interinstitucional de Feminicidios. Cuenta con diversas publicaciones entre las que destaca su tesis doctoral Construcción de Personajes: El Subcomandante Marcos y la prensa en México 1994 a 1995.