Gloria Serrato
Una de las formas para la eliminación de la violencia contra las mujeres, es el impulso a la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, en todos los aspectos, económico, político, social, cultural, deportivo, educativo, laboral, de tecnologías, etc. Los derechos humanos de las personas son progresivos, universales, interdependientes, e indivisibles, cuando las personas, hombres o mujeres son discriminadas, estos principios deben activarse para no colocar en una mayor condición de vulnerabilidad a la persona.
Las mujeres hemos estado en desventaja en la goce de nuestros derechos, por eso fue crucial la Reforma Constitucional que se hizo en 2011, porque desde ahí se están protegidos y garantizados. Más allá de lo que se establece en el marco normativo, se debe avanzar en el trabajo de deconstrucción del imaginario social que envuelve a hombres y mujeres en relaciones aún desiguales.
El Estado tiene la responsabilidad de trabajar en acciones afirmativas, que conduzcan a alcanzar la igualdad sustantiva que tenga su base en la no discriminación, la equidad, el respeto a la dignidad, el respeto a los derechos humanos de las personas, que nos coloque a todas y todos en un terreno parejo que nos permita alcanzar nuestro pleno desarrollo.
Las mujeres hemos trabajado muy fuerte en nosotras mismas, para nuestro empoderamiento propio y el de otras, de tal manera que estamos más conscientes de nuestros derechos, y de la forma de apoyar en su defensa. Pero los hombres no han tenido el mismo ritmo para formar conciencia de igualdad de género.
Los hombres han tenido información de las conductas que deben asumir sobre su masculinidad, y hay un debate y una lucha entre diversos grupos que les impide soltar sus privilegios y encarar la nueva forma de convivencia entre los géneros. Las mujeres no podemos ceder ningún espacio, que ha costado trabajo alcanzar a otras en el pasado y a nosotras mismas, realizando acciones y tareas contracorriente en una cultura de misoginia y machismo.
Las propias instituciones gubernamentales han hecho cambios trascendentes en favor de la igualdad sustantiva. Ahora, se hace indispensable un plan de acción con las masculinidades aliadas, con el compromiso de los servidores públicos, de ser ellos mismos un ejemplo de acciones dirigidas a la erradicación de la discriminación de género.
Estamos en diversas etapas de esa igualdad sustantiva y contamos ya con muchos hombres que se han sumado a alianzas con las mujeres, para alcanzar objetivos comunes en la vida política, social, económica de nuestro entorno. Por supuesto que muchos hombres han abandonado sus privilegios, y también muchas mujeres han tenido la flexibilidad para conducirse en un proceso de reeducación con los hombres de su contexto familiar, social, laboral, escolar, comunitario, etcétera.
Tenemos que trabajar, en que más hombres se sumen a procesos educativos que les ayuden a cambiar su forma de concebir la masculinidad que ejercen. Las personas más jóvenes llevan de manera más sencilla la igualdad sustantiva.
En el ejercicio de la función pública existe la responsabilidad de hombres y mujeres para trabajar en la promoción y la procuración de la igualdad en la vida cotidiana de las personas, así como en la práctica de relaciones entre compañeros y compañeras de trabajo al interior de la administración pública.
Otra gran tarea, que parece una asignatura pendiente, es el rol que juegan los medios de comunicación en la transmisión de imágenes igualitarias, plurales y no estereotipadas de las mujeres. Deben también los medios de comunicación identificar los derechos de las víctimas para evitar vulnerarles y reproducir no sólo imágenes sino discursos que les colocan en condiciones de mayor desventaja.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.
Es periodista y abogada, doctora y maestra; especialista en atención a víctimas, derechos humanos, transparencia y salud. Actualmente es directora general del Instituto de las Mujeres de San Luis Potosí. Anteriormente se desempeñó como directora de Derechos Humanos en la Fiscalía General del Estado; fue comisionada de la Comisión Ejecutiva Estatal de Atención a Víctimas y presidenta de la Mesa Interinstitucional de Feminicidios. Cuenta con diversas publicaciones entre las que destaca su tesis doctoral Construcción de Personajes: El Subcomandante Marcos y la prensa en México 1994 a 1995.