Por Victoriano Martínez
La tentación debe ser muy grande. Difícilmente se podría negar que hay mucha gente que requiere de los programas sociales de los gobiernos, pero todo indica también que difícilmente se puede evitar –al estar al frente de un gobierno– aprovechar la circunstancia para proyectarse una autoimagen de gran benefactor.
“Ayuntamiento de la capital activa programa de apoyo a madres solteras”, titularon el comunicado del gobierno municipal para informar de la entrega de paquetes que contienen “una mochila tipo pañalera, dos paquetes con 40 pañales cada uno, una manta, una bolsa para desechos, un paquete de toallitas húmedas, un cambiador, una lata de fórmula láctea de 0 a 6 meses y un juguete”.
¡Mochilas otra vez! Esta vez no son para niños de primaria y secundaria, ni amarillas con los pollitos a la escuela, y difícilmente terminarán como mochilas de trabajo para los padres de los menores. Ahora son de color café claro, con una mano azul pintada y, aunque no es un pollito, también hay un ave en la imagen.
Con sus diferencias, también serán mochilas que circulen por las calles colgadas de los hombros de las madres solteras (sin que necesariamente sea distintivo), con la consecuente exposición del logotipo que hará recordar al benefactor en una propaganda que, con el logo de un ave en una mano azul, pareciera tener la consigna de “más vale promoción en mano que ciento volando”.
Para que el sello del benefactor no se pierda, revela el comunicado:
“En este tiempo tan complejo debido a la epidemia, entendemos las necesidades de las mujeres que cumplen con el rol de padre y madre, por eso estamos aquí para apoyarlas y contribuir en el bienestar de sus menores”.
Así lo manifestó el Alcalde, Xavier Nava Palacios, a madres solteras que tienen hijos e hijas menores de edad, a las que visitó casa por casa en polígonos catalogados de alta marginación social, con la finalidad de brindarles apoyo para que los pequeños cuenten con lo indispensable.
Adicional al comunicado, para que el acto no pasara inadvertido, se realizó una transmisión en vivo de una de las entregas. Nava Palacios abrió la mochila, desempaquetó un cochinito de peluche y a mano limpia se lo mostró al bebé con ademanes para llamar su atención. La madre lo toma y choca la nariz del peluche con la nariz de su bebé.
En esa escena es notorio cómo los adultos, con cubre bocas, cumplieron las medidas sanitarias, pero se olvidaron de que al bebé beneficiado no lo protegieron ni con cubre bocas, ni de acercarle el peluche que Nava Palacios entregó a la madre a mano limpia.
La difusión de la visita del alcalde casa por casa en polígonos catalogados de alta marginación social fue, desde este viernes, motivo de gacetillas en publicaciones de internet y seguramente hoy aparecerán otros en medios impresos.
La tentación es grande, no cabe duda. La vocación de servicio sucumbe, y al funcionario no le basta con la satisfacción del deber cumplido. Se tiene que cacarear. Sobre todo si el de enfrente cacarea hasta lo que ni le compete. La vocación de servicio cede, se rinde, se somete a la prioridad de proyectar una imagen… para lo que ya saben que se les va a ofrecer.
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