Movimiento Gallardista. Presente y futuro

Octavio César Mendoza

Para la antigua y clasista clase política de San Luis Potosí, recluida en los espacios cada vez más acotados de uno que otro ayuntamiento, así como en las oficinas del PRIAN, el Movimiento Gallardista es una ecuación incomprensible, a pesar de su sencillez: se trata de la voluntad de cambio de un grupo de trabajo encabezado por Ricardo Gallardo Cardona, sumada al sentimiento de un pueblo que se percibe verdaderamente representado y atendido, sobre la base de una distribución más justa de la riqueza, multiplicada por los factores de desarrollo económico y progreso social equilibrados.

Sucede que antes, los beneficios de elegir al gobernante no rebasaban el periodo electoral. Hoy, la diferencia radica en que el pueblo potosino se siente protegido, cercano a su gobernador, y en política social no existe mayor pacto de lealtad que el que se da entre iguales. Y sí: para la gente, Ricardo Gallardo Cardona es su padrino, su amigo, su pollo, porque entiende sus sentimientos. La identidad popular se ha cohesionado de tal forma que el color verde ha uniformado al estado de San Luis Potosí, y en las próximas elecciones sucederá lo inevitable: la mayor parte de los municipios, incluyendo el de la capital del estado, serán ganados por el Movimiento Gallardista, que está en una ola expansiva de crecimiento cuyos frutos rebasarán el millón de votos, siempre y cuando los aliados de Morena y el PT no se bajen del barco en lo local. Juntos, alcanzarían un 60 por ciento de los votos, lo que garantizaría para AMLO que la transformación del Estado siga siendo acordé a la de la Nación.

No obstante este escenario, para los críticos (la mayor parte de ellos miembros de la ultraderecha que se llenó los bolsillos de dinero en el pasado) no hay explicación para este fenómeno que demuestra que la luna de miel entre gobernante y gobernados puede durar décadas. Al escaso razonamiento de los desinformantes, se suma la rabia, la envidia y hasta el clasismo de sus valoraciones de lo realizado por el gobierno del cambio. Ahora sí que todo lo mucho que hace el gobernador por levantar al estado para sacarlo de los últimos lugares de desarrollo del país, es objeto de críticas infundadas y hasta intestinales.

Y esto es porque a ellos, a los clasistas de la antigua claque política, jamás les movió la más básica y cruel necesidad humana: el hambre. Hoy, más de un millón de potosinos han dejado de sentir miedo a no saber qué van a comer al día siguiente. Hoy, con el dinero del propio pueblo, Gallardo ha puesto tres comidas diarias en la mesa de los más pobres. Impensable, para los antiguos dueños de la verdad que hoy se observa más falsa que sus eternos propósitos de dejar de robar o de gobernar para todos.

Pero, también, Ricardo Gallardo Cardona ha generado una ola de empleos y oportunidades para los potosinos de las cuatro regiones del estado, y una inercia de empoderamiento económico que eleva la moral del pueblo y la autoestima de los individuos. La llegada de industrias, negocios, empresas, el impulso al emprendimiento, así como la generación de infraestructura productiva, están dibujando un nuevo San Luis Potosí que estará entre las cuatro principales economías de México en el 2030. Esto también era impensable para los doctos economistas del PRIAN, que pretendían mantener como vasallos a los pueblos indígenas, y acusaban de flojos a los jóvenes, y luchaban con denuedo por ampliar la brecha salarial entre mujeres y hombres, entre gobernados y gobernantes. Hoy, el Movimiento Gallardista le está devolviendo a las potosinas y los potosinos el orgullo de pertenencia a un Estado que siempre ha sido grande, pero que la opresión de la oligarquía lo quería mantener con una mentalidad pequeña.

Ignoran los prianistas que aquellos ideólogos e intelectuales que en su momento ellos expulsaron de sus estructuras partidistas se encuentran trabajando dentro del Movimiento Gallardista. Y no me refiero sólo a los académicos, sino también a los idealistas, a los seres humanos forjados en el estudio apasionado y directo del pueblo potosino, desde sus orígenes y hasta la actualidad. Y también a aquellas mujeres y hombres cuya inteligencia sigue aportando propuestas novedosas e ideas frescas al gobernador, para consolidar el cambio para bien de todos.

Y hoy que se reunirán al menos 25 mil almas en las instalaciones de la Feria Nacional Potosina (Fenapo) para celebrar un aniversario más del triunfo histórico del Movimiento Gallardista, los críticos de la ultraderecha seguirán sin comprender cómo es que el gobernador más joven de este Estado sigue siendo un ejemplo de liderazgo popular que surgió de la cultura del esfuerzo, cómo la ira de la ultraderecha depositada en su contra no le quitó la felicidad, cómo la adversidad lo hizo más fuerte y, al mismo tiempo, más humano. Hoy, que se ha relanzado al Estado a nivel nacional e internacional gracias a la visión del titular del Ejecutivo, los viejos políticos siguen pensando cómo le van a quitar el poder al pueblo. Imposible: el poder que tiene el pueblo porque se los entregó el Movimiento Gallardista y bien dice el presidente, “Amor con amor se paga”.

Por ello hay que reforzar las posiciones que ha ganado este gobierno popular, y reafirmar que perder el miedo comienza por dejar que la ola verde del Movimiento Gallardista llegue a todos los rincones del estado, en las siguientes elecciones, para que no haya más oposición a que sea el pueblo el que determine su destino y decida cómo quiere vivir: sin miedo a no tener medicinas, sin miedo a no tener agua, sin miedo a no tener trabajo, sin miedo a no tener útiles, zapatos escolares y escuelas dignas, sin miedo a no tener un gobierno sensible y humano.

Si algo ha demostrado el Movimiento Gallardista, es que su fuerza se incrementa con cada proceso electoral, gracias a la correcta lectura del sentir popular que realiza el gobernador en cada gira de trabajo; lectura que dentro del gobierno atiende con precisión el secretario general de Gobierno, José Guadalupe Torres Sánchez, para que nadie se distraiga en otros temas que no sean los de atender a la gente, dar respuesta a sus demandas, y mantener con ello la gobernabilidad con la cual se pavimenta el camino hacia el desarrollo. La verticalidad del Movimiento Gallardista, en los hechos, se vuelve horizontalidad y transversalidad, pues atiende a todos los sectores sin perder solidez en lo institucional.

Hoy se festeja lo que es una transición histórica, un fenómeno cuya explicación es elemental pero, al mismo tiempo, emocional: la gente corresponde con amor cuando se siente amada, y esta generación es la primera que experimenta ese sentimiento de cariño de un gobernante por ellos, y le corresponde. Sí: el futuro es incierto, pero no hay que temer: en San Luis Potosí nos deseamos libres, fuertes, plenos, y eso es porque nuestro espíritu ha despertado en esta nueva era.

Hubo los que lo intentaron, tal vez un par de gobernadores, pero fueron sometidos por los intereses de la ultraderecha; y también hubo los perversos que ni siquiera lo concibieron. Para ellos y sus partidos políticos que se olvidaron durante décadas de la gente, el olvido del pueblo será su tumba.

Para el Movimiento Gallardista, que está siempre preparado para luchar y para ganar, viene un crecimiento exponencial que lo elevará en la cima del poder durante dos sexenios más, al menos. La suma de voluntades por la palabra que se cumple, es el resultado de la ecuación política antedicha, en términos de apoyo electoral.

Hoy, vive la democracia viva, y eso es emocionante. Viene lo mejor para San Luis Potosí, porque el cambio es hacia la evolución de una consciencia colectiva de que somos, como sociedad, corresponsables del bienestar común.

Felicidades, Potosí.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.

Nació en San Luis Potosí en 1974. Actualmente es director de Publicaciones y Literatura de la Secretaría de Cultura, y también dirige la Casa del Poeta Ramón López Velarde y la Editorial Ponciano Arriaga. Ganó el Premio Nacional de la Juventud en Artes en 1995 y el Premio 20 de Noviembre en 1998 y 2010. Ha publicado siete libros de poesía y uno de cuento. Fundador de las revistas Caja Curva y CECA, también colaboró en Día Siete, Tierra Adentro, entre otras. Asesor de Marcelo de los Santos Fraga de 1999 a 2014, siendo él presidente municipal, gobernador y director de Casa de Moneda de México.

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