Óscar G. Chávez
Nada han dicho hasta el momento, respecto a la detención fallida y el espectáculo mediático en torno a ésta, los múltiples amigos y simpatizantes con que el exgobernador Javier Corral cuenta en San Luis Potosí, en su mayoría críticos de la Cuarta transformación. Es lógico, bajo la óptica anticuatrot, el gobierno de la Ciudad de México otorgó impunidad al ahora aliado estratégico y dentro de ella misma, con todo y que fuera un acierto contra injusta persecución, no resulta conveniente aplaudir ningún acto afín al morenismo.
El asunto permite también otros razonamientos; por ejemplo, es de sobra conocida la honestidad del exgobernador; luego entonces es víctima de una infame persecución orquestada por lo más corrupto del priismo (ése que aquí personifica Sara Rocha) por el que todos los críticos del oficialismo nos invitaron a votar en repetidas ocasiones.
Así las cosas y qué mejor que el silencio tan de potosinos.
Otra más de potosinos. Hace unas semanas los comerciantes establecidos de la avenida Venustiano Carranza planteaban el que se les otorgara ciertas ayudas y exenciones en vista de que la crisis (la diabólica ciclovía y el gobierno lópezobradorista) mucho los ha vapuleado. Nótese, sin embargo, que aunque la crisis es pareja y afecta sin distingo de clase social o categoría de negocio, no lo solicitan para los demás comerciantes de la ciudad. Pasan por alto que los mismos derechos tiene un changarrito esquinero de Impecsalos tiene el establecimiento más aristocrático de Carranza. La insolidaridad del gremio (liderado por un restaurantero), el mismo que no se atrevió a pronunciarse contra el acoso sistemático de gobiernos estatal y municipal contra bares y restaurantes después de la tragedia del centro nocturno Rich.
Por cierto, pareciera que este caso así como los expedientes que generó duermen ya en los archiveros de la Fiscalía y de las contralorías estatal y municipal. Salvo dos chivos expiatorios no hay sancionados entre los funcionarios por cuya permisividad o corrupción se generó el accidente. Pero como no nos afectó es preferible guardar silencio. Las familias, bien gracias, no son las mías.
Así la falta de crítica y valor en estas tierras.
Si no, veamos el caso del alcalde reelecto, cuyo secretario de Seguridad fue atacado por el gobernador, señalándole que durante aquel violento encontronazo entre taxistas y conductores de Uber, a su policía “le valió madre la ciudad”. Señalamiento que en realidad va contra el alcalde, por ser a fin de cuentas el jefe de su poliSía; no obstante la agresión, el alcalde acabó casi en cuadrúpeda posición frente al gobernador, mientras alababa su arena Potosí.
Nada que vino ni vendrá Luis Miguel, pero el andarlo promoviendo aunque sea en lo imaginario mucho le ha redituado al gobernador, en la medida que crea expectativas sobre su feria (que ya dejó de ser de los potosinos) y, además, los potosinos deseosos de diversión evitan formularle cualquier cuestionamiento.
Y por si todavía quedaba alguna duda sobre el pacto entre los “hombres G”, no sólo en lo electoral sino también en la repartición del municipio, para disiparlas basta ver la distribución de las posiciones en el recién creado (por voluntad popular) Concejo municipal de Villa de Pozos, son gallardistas y son galindistas. Las sobras, para los trapeadores en que se han convertido los legisladores.
Desde luego que nadie dirá nada.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.