Carlos Rubio
¿Un candidato puede construirse para ganar en tan solo seis meses? Sí y hasta en menos tiempo. Siempre y cuando los partidos políticos que lo postulen tengan la intención y los recursos para ganar. A pesar de que hoy no haya un perfil sólido de la oposición con posibilidades reales de ganar la elección presidencial ni las alcaldías o diputaciones de San Luis Potosí, esto puede cambiar en cuestión de días y hasta podría haber una contienda competitiva. Lamentablemente no es cuestión de ideales, esos también pueden cambiar en cuestión de días, son los líderes con sus pactos establecidos y lo que hagan con el capital invertido por el partido, el candidato, el gobierno, los empresarios y hasta el crimen organizado.
Tan sólo por la magnitud de las movilizaciones en campaña es muy fácil darse cuenta qué candidatos están compitiendo, quiénes están ahí para buscar mantener un registro y conseguirle a su partido una curul plurinominal en el Congreso y quiénes fueron enviados al matadero… Aunque también están los que compiten para perder…
Por dar unos ejemplos, en retrospectiva, en 2018 el panorama en San Luis Potosí se pintó muy claro. Mónica Liliana Rangel Martínez fue enviada al matadero. Hacerla candidata de cualquier partido era asegurar la derrota. Y con ella, Morena obtuvo dos ventajas impulsadas por el líder nacional Mario Delgado: dejar el camino libre para que Ricardo Gallardo Cardona se convirtiera en gobernador y mantener el registro gracias a la base sólida que se trabajó desde 2018 y que se ha mantenido por la figura del presidente López Obrador.
José Luis Romero Calzada cumplió con su objetivo de mantener el registro de su partido en las urnas, aunque luego lo perdió en los tribunales. La cantidad de votos que recibió en la Huasteca le hicieron darse cuenta de que debía continuar construyendo a su base de votantes por allá y ahora es un serio candidato a alcalde de Ciudad Valles para 2024. ¿Es esta la razón por la que Movimiento Ciudadano decidió vestirlo de naranja?
Marvely Costanzo también cumplió con su tarea y atrajo todos los votos posibles para ella y para los candidatos a diputados, lo que finalmente le terminó por otorgar una curul de representación proporcional al partido, que estaba por adueñarse nuevamente Eugenio Govea Arcos, sino es porque lo frenó el principio de paridad de género.
La elección de Octavio Pedroza como candidato quizá fue el primer error de la coalición Sí por San Luis. En la práctica significaba votar por la parte dos del sexenio de Juan Manuel Carreras López y mantener a San Luis Potosí en la nada. Finalmente obtuvo una gran cantidad de votos, quizá no por su perfil, sino por la base sólida de votantes que han consolidado el Partido Acción Nacional y el Partido Revolucionario Institucional, una base que, según quedó demostrado, ya no sirve para ganar una gubernatura.
A principios de enero de 2021 se eligió a Octavio Pedroza como candidato del Partido Acción Nacional al gobierno y en febrero presentó su registro ante el Consejo Estatal Electoral y de Participación Ciudadana. Mientras que Ricardo Gallardo Cardona era el obvio candidato del Partido Verde Ecologista de México, que tuvo la ventaja de que entró en campaña desde tres años antes cuando era diputado federal; la entrega de despensas nunca paró.
Pedroza y su equipo tuvieron al menos cinco meses para establecer estrategias de campaña. Con un menor tiempo en la agenda pública que Gallardo Cardona consiguieron quedar con una diferencia de apenas 4.77 por ciento en la votación. ¿Qué hubiera cambiado si en lugar de designar a un gris candidato, se hubiera postulado a un perfil serio que no representara a la anticuada oposición que vela por hacer más ricos a los ricos? El panorama pudo haber sido distinto para la derecha, no sé si mejor o peor para San Luis Potosí, eso nunca lo sabremos, pero los hoy opositores sí podrían haber obtenido mejores resultados electorales.
He ahí la importancia de designar perfiles y liderazgos que al menos tengan la apariencia de ser de peso y no arrastren a ese pasado del PRIAN que a nivel nacional ha sido sepultado por el discurso diario de López Obrador, lo que quedó demostrado en las elecciones del pasado domingo en el Estado de México y Coahuila. Es un hecho, la macabra alianza entre el PAN y el PRI no funciona ni funcionará. Y por mucho que Marko Cortés, Alito Moreno Y Claudio X. González pretendan hacer ver que haber mantenido Coahuila fue una victoria, la realidad es que de poco les servirá para el 2024.
Esto tiene que ser una alerta para estos partidos a nivel local. No pueden continuar compitiendo con perfiles improvisados y mucho menos con candidatos que estuvieron en la cúspide de su carrera política hace 20 años. Para el PRI no hay mucho que hacer a menos que Enrique Galindo dé un golpe de autoridad, lo cual no ha pasado en medio trienio. Para el PAN hoy no hay futuro mientras siga comandado por Xavier Azuara, principal culpable de la serie de desbandadas que ha tenido el partido. Movimiento Ciudadano está haciendo su mejor esfuerzo por convertirse en el PAN 2.0 arrastrando a su equipo a los exiliados panistas que se hacen llamar oposición, pero que no se atreven a hacer una pequeña critica del gobierno en turno.
Si lo anterior no cambia, el panorama para el 2024 en San Luis Potosí pinta para que el partido del gobernador Ricardo Gallardo se quede con la mayoría de las alcaldías e incluso con la capital; vuelva a ser mayoría en el Congreso del Estado, arrase otra vez con las diputaciones federales y comience a escalar en el Senado. El uso político de los programas sociales que durante mucho tiempo benefició al PRI, hoy le pertenece al Partido Verde. Las despensas que antes eran entregadas con los colores de aquel partido anacrónico, hoy llevan estampado un pollo, la firma de quien hoy controla la mayor parte del estado.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.
Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Actualmente es jefe de información de Astrolabio Diario Digital, con interés y experiencia en Transparencia y el Derecho de Acceso a la Información Pública.
