Oswaldo Ríos
El descaro fue tanto que se le cayó la máscara.
Siempre dije que Xavier Nava despreciaba ocultamente al PAN y al mismo tiempo buscaba ser su candidato a gobernador. Actuaba con el mismo cinismo de 2015, cuando lambisconamente llamaba “Don Ricardo” a Gallardo, solo para que lo hiciera diputado federal. Bastaba un poco de observación para darse cuenta que mentir, adular y luego traicionar, es el mismo método que ha empleado toda su vida.
Se beneficia todo lo que puede, cuando no queda nada que exprimir desecha, ¿se imaginan si hubiera ganado la candidatura? ¿La gubernatura? ¿Lo que le hará a Morena?
En una temporada intensa de abdicaciones políticas y miserias morales, la llegada de Nava al partido de López Obrador es la peor de todas las traiciones que se han visto en las últimas semanas y en la historia de San Luis Potosí.
Lo es, porque Xavier Nava hace apenas un mes decía que “Morena y sus aliados son una porquería”, soltaba una lagrimita lastimera y prometía que le devolvería el partido “a los auténticos panistas”. Todo era mentira. Perdió la elección y nunca más volvió a mencionar al PAN, ni a los panistas, vaya, ni siquiera a los que lo apoyaron.
El síndrome del junior: si las instituciones o las personas no sirven a sus intereses, las tira a la basura con sangre fría y sin piedad alguna. Él nunca está mal, la culpa es del mundo que no accede a sus caprichos.
Pobres panistas engañados. Sí, esos que, al apoyarlo, quedaron en el ridículo más grotesco, porque mientras publicaban románticos desplegados de amor pidiendo que al menos se le diera la oportunidad de reelegirse en la alcaldía, su “niño mimado” se revolcaba en la “porquería” de su nuevo hotel de paso: Morena.
Qué macabros resuenan los “inflamados” llamados de Navita a los empresarios potosinos a “no permitir que López Obrador se apodere de San Luis”, mientras les pasaba charola para tan loable misión.
Hoy muchos no saben dónde meter la cara de vergüenza por haberlo defendido, y hay que admitirlo, otros seguirán financiando esta impresentable aventura electoral porque la Sierra de San Miguelito que quieren devastar bien vale una misa.
Es una pena que Mario Delgado no haya adelantado cómo van a resolver el conflicto de que los activistas que “defienden la tierra” son de Morena y el “maldito alcalde neoliberal que quería venderla a los fraccionadores”, ahora también lo es.
Yo sí sé que pasará: se quedarán callados todos. Uno porque la posibilidad de hacer un negocio le será suficiente para fingir que no los desprecia; los otros, porque nunca les importó realmente la causa, sino su explotación política. Hay activismos “ecologistas” (y feministas, indígenas, pro transparencia, de grupos vulnerables, etc.) que solo se “activan” cuando gobierna el PRI o el PAN.
Pero lo que Xavier no calculó, es que su traición impúdica de ayer, fue la comprobación de todo lo que yo siempre sostuve y muchos se resistían a admitir.
Usualmente, la cantaleta de que es el “nieto de Nava” y sus rollitos de “democracia” y “dignidad” eran suficientes para engatusar a varios, pero ayer ya no. Las redes explotaron unánimemente en su contra ante la obscena imagen que veían en sus computadoras y celulares: Xavier Nava lengüeteando a su nuevo jefe, Mario Delgado. Sí, el mismo que es protector de los Pollos Verdes. ¡Otra vez hermanos de leche!
El amor ciego que se tiene a sí mismo no le permitió observar la furibunda respuesta que vendría de los potosinos. San Luis Potosí no es tierra fértil para caciques, pero tampoco para demócratas prostituidos.
Sus palabras en Morena fueron tan vacías y falaces, que destrozar sus mentiras es más fácil que la forma en que Xavier cambia de “convicciones”.
Dices que siempre has luchado contra el autoritarismo igual que López Obrador. MIENTES XAVIER. Tú te has aliado con políticos corruptos e impresentables como Rosario Robles, Emilio Zebadúa, Elba Esther Gordillo y Ricardo Gallardo y hoy te unes al presidente más corrupto y nefasto, al destructor de México: López Obrador.
Dices que llegas a Morena porque quieres hacer un gobierno austero. MIENTES XAVIER. La primera decisión que tomaste al llegar al poder fue duplicarte el sueldo de 50 a 100 mil pesos. Nunca has publicado tu patrimonio y tu gobierno es el más opaco y corrupto, pero lo presumes como el más honesto de la historia. Te pareces tanto a López.
Dices que Morena es un ejemplo de inclusión porque le abre la puerta a ciudadanos como tú. MIENTES XAVIER. El oficialismo te usa de la misma forma que tú los usas a ellos. Igual que otros traidores en otras partes del país, Morena se vale de políticos proclives al travestismo porque lo único que les importa es el poder por el poder, qué curioso, igualito que a ti.
Dices que el momento que vive San Luis Potosí exige definiciones claras. MIENTES XAVIER. Tu única definición, es la indefinición. Te has puesto la playera de navista, priísta, panalista, verde, perredista, independiente, panista y ahora morenista. A personajes como tú se les llama chaqueteros, no señores con definiciones claras.
Dices que vas a enfrentar a los delincuentes que venciste en 2018. MIENTES XAVIER. Quizá te refieres a los Gallardo, aunque no tengas valor civil para mencionarlos. Pero no, esa patraña ya no va a funcionar. Si en tres años no pudiste hacerles ni cosquillas, menos ahora cuando tú y la Gallardía vuelven a estar del mismo lado, bajo la sucia protección de la impunidad presidencial.
Dices que hubo quienes querían impedir que llegaras a la boleta. MIENTES XAVIER. Simple y sencillamente perdiste la elección interna del PAN y eso a pesar de todo el dinero que repartiste. Fueron los panistas los que te dieron una lección de dignidad al ponerte en tu sitio.
El tiempo me dio la razón. Yo siempre lo supe. Tarde o temprano ibas a acabar en el partido de las tres mentiras. ¡Qué coincidencia! Mentir, robar y traicionar, es también el evangelio del Judas potosino.
Bien hecho Xavier. Al fin llegas a donde mereces: al séquito de lacayos del peor presidente que ha tenido México, pero tienes el innegable mérito de hacerlo después de acuchillar a todos los que te dieron la mano.
Ya todos pueden verte como yo.
Traidor de traidores.