Ni para dónde hacerse

Carlos Rubio

Sea cual sea el resultado del arrendamiento del terreno de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, no va a ser bueno. En cualquier escenario que podamos plantear, el balance es negativo, ya sea para el rector o para la institución. La causa en todos ellos es la misma: no ser claros desde el principio, razón por la que abrió la sospecha sobre algo turbio detrás del negocio.

Lo que ahora presenciamos es el manejo de daños. El aparato universitario intentando deslindar a Alejandro Zermeño lo más posible de la situación e intentar que salga del problema sin tanto desgaste.

El tiempo les juega en contra. Cada día de incertidumbre es un día más de opacidad. Lo que se sabe hasta ahora no es gracias a la UASLP, sino a lo dado a conocer por Astrolabio, tanto el proyecto que elaboró la empresa, como el contrato que firmaron ambas partes.

Las oportunidades de transparencia cada vez son más escasas para la Universidad.

Entre uno le da más vueltas al asunto, más rara se pone la situación.

Para empezar, ¿a quién engañaron con la idea de hacer negocio a través de un Centro Deportivo?

En un radio de un kilómetro, el terreno de la UASLP tiene a tres inmuebles dedicados a lo mismo: La Loma Club Deportivo, el Club Libanés Potosino y el Lomas Raquet Club.

¿Cuál va a ser el diferenciador del “Centro Deportivo Santa Fe”? ¿Tener el nombre de una colonia fifi de la Ciudad México? ¿Su “plus” iba a ser perder ingresos al cobrarle más barato a los universitarios?

Por donde se le viera, se ve impensable que alguien piense en hacerse rico en pleno 2024 construyendo canchitas de fut y siendo el gran benefactor de los universitarios.

Desde ahí la cosa ya estaba extraña.

De rescindirse el contrato y el terreno quede en desuso, se habrá perdido la oportunidad de que la Universidad genere ingresos, que realmente los necesita, y le dé una verdadera utilidad a ese inmueble que lleva años en el abandono.

Siendo honestos, la zona donde se ubica el terreno es comercial, su uso debe ser ese. Un campus de ese tamaño va a colapsar cualquier vía de acceso (que son bastante pequeñas). Además de que la Universidad no tiene recursos para desarrollar algo de ese tamaño y mucho menos para sostener su operatividad. Lo que la institución debe de hacer es poner atención en lo que y existe: infraestructura, planes curriculares, planta docente, etc.

Este escenario es pésimo debido a que su causa es una terrible gestión y una serie de irregularidades que se pudieron haber evitado. Algo que pudo haber sido de beneficio para la sociedad y para el comercio, terminaría en el olvido por un inexplicable trabalenguas en el que nos metieron.

Ahora que, si la UASLP finaliza el contrato por una irregularidad de la empresa, tendría que dar explicaciones sobre quién fue el funcionario que se encontraba vigilando todo el proceso y avaló el cambio en el proyecto sin hacerlo público.

Hay que ser claros, construir una plaza comercial ahí no está mal; que la UASLP busque generar ingresos no está mal (siempre y cuando sea transparente en su uso), lo malo es la opacidad con la que han manejado todo después de la aprobación del Consejo Directivo Universitario, que es lo que vuelve cada vez más turbia la situación.

Paréntesis: ¿quiénes de los que votaron a favor del arrendamiento en esa sesión del 23 de noviembre, emitieron su voto después de haber visto los planos, planteamiento o cualquier documento por escrito que diera certeza del proyecto? Ni si quiera tenían certeza de lo que estaban avalando, cuando ya estaban pensando en qué hacer con el dinero que se recibiría. ¿Qué miembro del Consejo, en alguna sesión posterior, pidió información sobre el estado en el que se encontraba el arrendamiento? Nadie.

En el caso de que verdaderamente se construya solo un Centro Deportivo, está destinado al fracaso, no hay más que decir al respecto. Será insostenible.

Y si el proyecto de la plaza comercial se mantiene se pone en juego un pilar muy importante: la credibilidad de Alejandro Zermeño que hasta hoy se ha mantenido intacta.

Hay políticos que se sabe que son corruptos y saquean el erario, pero siguen siendo bien vistos por una afirmación en común: “al menos ellos sí le dan al pueblo algo (ya sea despensas, tortillas, agua, etc.)”.

Sobre Alejandro Zermeño también podría aplicar una afirmación: “Su gestión no es la más alabada ni la más exitosa, pero al menos es honesto”, su antecedente intachable como médico oftalmólogo le inyectó una muy fuerte dosis de confianza a la comunidad universitaria ante su llegada, y a la sociedad potosina en general.

De mancharse aquella afirmación con el embrollo sobre este terreno, se pondrían en duda muchas actuaciones de la UASLP, principalmente su negativa a ser fiscalizada por el Instituto de Fiscalización Superior del Estado.  

En caso de que la versión de la Universidad sea que el rector desconocía este proyecto, igual no queda mejor parado, no puede concebirse que la máxima autoridad de esta institución sea “chamaqueada” de esta forma.

Todos los caminos llevan al desastre, por lo que será sumamente interesante la forma en la que la Universidad Autónoma de San Luis Potosí saldrá de este cuento que poco a poco se está convirtiendo en uno de terror. El silencio al respecto hace pensar que no está siendo nada fácil encontrar la solución para caer parados.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.

Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Actualmente es jefe de información de Astrolabio Diario Digital, con interés y experiencia en Transparencia y el Derecho de Acceso a la Información Pública. Formó parte de la tercera generación del MásterLab en edición de investigaciones organizado por Quinto Elemento Lab.

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