Niñas y adolescentes, vulnerables ante el grooming: especialista

María Ruiz

El grooming es un tipo de violencia que se ejerce en búsqueda de mantener contacto físico e incluso sexual con niños, niñas y adolescentes, a través del acoso y la manipulación, una situación que es importante visibilizar de acuerdo con la abogada y consultora en enfoque de derechos humanos, perspectiva de juventudes y género, Fátima Hernández Alvizo.

La abogado explicó que se trata de una forma de acoso en la que una persona adulta tienen contacto con un niño, niña o adolescente, “y hay que decirlo, principalmente los agresores son varones y las víctimas son niñas o mujeres adolescentes”.

Añadió que durante este proceso, el agresor genera una serie de labores de confianza de construcción de temas en común, hasta que finalmente se involucra al niño, niña o adolescente en una relación afectiva, o en una relación de tipo sexual.

“Es muy interesante en términos legales, porque el grooming está vinculado con delitos como la violación, el abuso sexual, el estupro, entre otros. Entonces este tipo de violencia también está relacionada con dos tipos de violencia particulares”.

Estas violencias son la psicológica y la sexual, las cuales están inmersas en este ejercicio violento que actualmente parece normalizarse cada vez más.

“Esta normalización del grooming, o de una modalidad de pederastia, está relacionado tanto con hombres como con mujeres dentro de una sociedad profundamente patriarcal y jerárquica, en donde hemos construido relaciones desiguales”.

De acuerdo con la abogada, esto se refleja no solo en las diferencias o desigualdades, sino también en los ejercicios de violencia de los que son más vulnerables: las personas menores de edad.

“Está normalizado justo porque en sociedad hemos aprendido a construir relaciones, no desde el deseo, sino desde la violencia y la jerarquía”.

Subrayó que para prevenir este tipo de acoso y violencia, primero hay que fortalecer a las infancias y adolescencias para que comprendan como construir relaciones e identificar cuando una persona adulta ejerce violencias en su contra.

“Lo primero que hay que hacer es que podamos identificar, por ejemplo, cuando una niña o un niño víctima, o un adolescente, se está aislando a raíz de una nueva relación y se está creando un vínculo de confianza con una persona agresora. Además de eso se enfrentan a peticiones de naturaleza sexual, y así intervenir en beneficio de su integridad”.

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