Por Victoriano Martínez
Nuestra relación con las fuentes es de respeto. Acudimos a ellas por el carácter que tienen como poseedores de información que, por tener interés público, debe ser dada a conocer. Esperamos se nos reconozca nuestra postura como la del profesional que ejerce el derecho a la información, y más específicamente el derecho a la libertad de expresión.
Así está escrito en nuestro Código de Ética y así esperamos que efectivamente sea nuestro trato con las fuentes.
Sabemos que en las fuentes oficiales que cuentan con oficinas o departamentos de comunicación social suele mal entenderse la función de esas áreas y las convierten en un guarda barreras que busca proteger a los funcionarios de cuestionamientos incómodos.
Los propios funcionarios ven en el ejercicio periodístico una amenaza y, aunque ante los reporteros muestran un rostro amable, prefieren verlos de lejitos y controlados.
Así le pasó a nuestro entonces compañero Eduardo Delgado cuando acudió, el 3 de junio de 2016, a la Ciudad Judicial para buscar la versión del magistrado Carlos Alejandro Ponce Rodríguez en torno a acusaciones que, por homicidio, tiene en su contra.
Nuestro compañero fue expulsado de la sede del Poder Judicial con la advertencia de que, si no abandonaba el lugar, lo desalojarían con la policía estatal. Todo para que a Ponce Rodríguez no lo alcanzara el más mínimo cuestionamiento.
Hoy le ha tocado a nuestra compañera Leticia Vaca enfrentar la acción orquestada de la Coordinación General de Comunicación Social de Gobierno del Estado para limitar su libertad para cuestionar al gobernador del estado.
Hace unos tres meses fue tomada de ambos brazos, por la espalda, para impedirle acercarse a Juan Manuel Carreras.
La semana pasada intentaron impedir que cuestionara al mandatario sobre el incremento en el adeudo a la Dirección de Pensiones y, tras la entrevista y una rueda de prensa con el secretario de finanzas, fue sometida a un asedio incómodo e intimidatorio por el propio titular de Comunicación Social.
Tanto en el caso del Poder Judicial como en este, nuestros compañeros presentaron queja ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos.
Creemos que son incidentes que no se pueden dejar pasar y debe quedar constancia de ellos como un acto de prevención a que esas acciones escalen a mayores atentados contra el ejercicio periodístico.
Denunciarlos es una forma de llamar a todas las fuentes al respeto que ofrecemos y pedimos en nuestra relación con ellas.
Sobre todo porque nos tomamos en serio Los siempre y los nunca del periodista de Josep Pulitzer, que reproducimos en nuestro Código de Ética:
Siempre Ser drásticamente independientes… Nunca Tener miedo de atacar el mal.