Por Victoriano Martínez
Dirigentes de la organización Nuestro Centro han recibido amenazas por parte de líderes de comerciantes ambulantes, a raíz de la protesta por la falta de acciones por parte del Ayuntamiento de San Luis Potosí para tomar medidas efectivas para un ordenamiento del comercio informal en el primer cuadro de la ciudad.
El pasado fin de semana, los comerciantes establecidos del Centro Histórico colocaron mantas con las leyendas “Ya basta de tolerancia al comercio informal. Municipio, cumpla con la ley y el orden” y “Por ausencia de autoridad el ambulantaje le está ganando la partida al Municipio”.
Alberto Narváez Arochi, presidente de Nuestro Centro, informó que han recibido amenazas por parte de presuntos dirigentes de comerciantes informales, dado que se autoproclaman como tales, pero no representan a la gran mayoría de quienes ejercen el comercio en la vía pública.
No descartó presentar una denuncia ante la Fiscalía General del Estado, dado que diversos comercios han recibido llamadas telefónicas en las que son amenazados.
Responsabilizó a las autoridades municipales de cualquier situación de violencia que se pudiera registrar, dado que sería el resultado del incumplimiento de su responsabilidad para ejercer las leyes y los reglamentos que aplican sobre el comercio informal.
Narváez Arochi mencionó que por parte de las autoridades municipales hay desatención al problema, pues a pesar de su protesta y de las amenazas que han recibido, sólo han tenido un contacto con la Unidad de Gestión del Centro Histórico, en tanto que la Dirección de Comercio se ha desentendido por completo del problema.
Juan Martín Ayala Torres, dirigente de la Federación Estatal de Comerciantes y Usuarios de San Luis Potosí, en una publicación del portal Acontecer San Luis, aseguró que la protesta de Nuestro Centro es “una declaración a la guerra comercial, confrontación de ideologías y enfrentamiento entre los potosinos”.
Ayala Torres aseguró que el movimiento de los comerciantes establecidos es “a título personal” de Narváez Arochi, cuyos negocios han sido el blanco principal de las llamadas amenazantes.
