Ciudad de México (20 de mayo de 2016).- Prósperas granjas dedicadas a sembrar brócoli y lechuga para los supermercados estadounidenses están despojando a las comunidades mexicanas de su agua dejándolas sólo con muy poco líquido para subsistir, reveló una investigación del New York Times.
“El pozo en San Antonio de Lourdes, ubicado en el municipio de San Diego de la Unión, en Guanajuato, se ha venido secando desde hace años”, refiere la publicación.
El diario describe a San Antonio de Lourdes como un poblado sumido en la pobreza y migración, donde sólo 29 niños van a la escuela primaria. Sin embargo, a media hora de distancia, se observan granjas fértiles que bombean el agua de las profundidades para el riego de los campos de brócoli y lechuga, productos que son exportadas a los supermercados estadounidenses.
El texto de la periodista Elisabeth Malkin detalla que los agricultores de esa localidad esperan la lluvia para que los cultivos de maíz y frijoles crezcan y les sirvan para subsistir.
“Sus comunidades están sufriendo”, dijo el padre Juan Carlos Zesati a un grupo de madres y niños antes de entregar su bendición a los cultivos. “Se trata de las granjas que están chupando el agua, pero sólo para ellos”, menciona la nota.
De acuerdo con la publicación, hace cuatro años cuando el cura Zesati llegó a esa comunidad de Guanajuato, se percató de que estaba en el corazón de una crisis de agua, una que se está reproduciendo a lo largo de gran parte de México agrícola.
Las granjas en Guanajuato dan cuenta del éxito del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
“Cada día los trabajadores sacan pilas de cajas de productos frescos y los suben a camiones refrigerados gigantes que se embarcan directamente a la frontera de Texas”, expone The New York Times.
Dylan Terrell, el director de Caminos de Agua, una organización que trabaja con universidades de los Estados Unidos para poner a prueba la calidad del agua en los pozos de Guanajuato, dijo al diario que el TLCAN tiene que ver con cultivos donde existe una intensa mano de obra.
Ya en la década de 1980, incluso antes de que entrara en vigor el Tratado de Libre Comercio, el Gobierno mexicano impuso una prohibición sobre la mayoría de los nuevos pozos en Guanajuato. Sin embargo, la extracción de agua aumentó de manera exponencial, lo que dio paso a “un sistema muy conocido de sobornos y corrupción”, dijo Terrell al medio.
Cada año, las granjas bombean más agua del acuífero y los científicos advierten que a medida que avanzan están llegando a extraer agua contaminada depositada hace 10 mil y 35 mil años.
“Aquí está el reto para las autoridades”, dijo al rotativo Marcos Adrián Ortega Guerrero, un hidrogeólogo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). “Es administrar el agua que tiene miles de años, el agua que está contaminada con arsénico y fluoruro y que está causando un gran daño que no se ha querido reconocer”.
Enfermedades por agua contaminada.
Los signos de agua contaminada parecen evidentes, indica The New York Times, la prueba más fehaciente es la prevalencia de fluorosis dental, una enfermedad que pone los dientes negros. “Sin embargo, las numerosas quejas de dolor en las articulaciones sugieren que algunas personas podrían haber desarrollado una enfermedad mucho más grave, fluorosis esquelética, que se produce cuando el fluoruro se acumula en los huesos”.
“Mi marido no puede soportar el dolor en sus pies,” dijo al diario Guadalupe Mata, de 39 años, madre de tres niños que vive en Rancho Nuevo, la segunda comunidad en la ruta de las bendiciones de la cisterna del padre Zesati. “Se pone las inyecciones, pero el dolor simplemente regresa. Pero todavía va a trabajar en los campos de plantación de Chile”.
Su hija de 16 años de edad ha sido hospitalizada por problemas renales originados por la contaminación del líquido. Los médicos le aconsejaron comprar agua embotellada, pero el costo va mucho más allá de los ingresos de la familia. “Su marido gana alrededor de 33 pesos por semana”.
Aunque no se han realizado estudios formales sobre el efecto en la salud causados por el exceso de arsénico y flúor en los pozos de la comunidad de Guanajuato, las últimas pruebas llevadas a cabo por la Universidad del Norte de Illinois muestran que son muchas veces superiores a los niveles recomendados por el Organización Mundial de la Salud (OMS), de acuerdo con información que proporcionó la organización Caminos de Agua al diario.
La OMS dice que la exposición a largo plazo del arsénico puede causar cáncer en la piel y daños en los pulmones, además de dejar efectos neurológicos y cardiovasculares.
La investigación revela que al menos tres personas han muerto de enfermedades renales desde que el padre Zesati llegó a la comunidad.
Pocos cuestionan que el suministro de agua de Guanajuato se encuentra bajo presión. Las granjas representan aproximadamente el 82 por ciento de todo el consumo de agua y no tienen que pagar por ello.
“Los estudios disponibles son más que suficientes para afirmar que los acuíferos están sujetos a la sobreexplotación destructiva” , dijo al medio Victor Hugo Alcocer Yamanaka, el subdirector técnico de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), quien respondió a las preguntas por escrito.
El funcionario negó que la Conagua, que tiene sólo 10 inspectores para todo el estado, haya otorgado concesiones ilegales de agua.
Alcocer también confirmó que se habían detectado niveles excesivos de fluoruro en un número de sitios en la parte norte del estado de Guanajuato, y ambos fluoruro y arsénico se habían encontrado en un grupo más pequeño de los sitios.
Alvaro Nieto, un agricultor que vende brócoli, lechuga, col rizada y las coles de Bruselas a los distribuidores de California, dijo al New York Times que la mayoría de los agricultores de Guanajuato estaban interesados en la conservación, que incluso el Gobierno ha estado dispuesto a reprimir a los pozos ilegales y el bombeo excesivo.
Fuente: Sin Embargo.