Obras en Barrio de San Miguelito exhiben improvisación de ocurrencias caprichosas

Por Victoriano Martínez

Si la ocurrencia es una idea inesperada y el capricho una determinación inspirada por un antojo, por humor o por deleite en lo extravagante, cuando se unen para definir obras públicas, el resultado invariablemente es una serie de acciones carentes de proyecto que se realizan por la vía de la improvisación.

Se trata del sello característico de la gran mayoría de las obras de este sexenio.

La ocurrencia es el pino navideño más grande del mundo y el capricho termina en un extravagante e inestable chupirul de 70 metros de alto al que le falla la iluminación y se vuelve un peligro para los transeúntes.

La ocurrencia es cambiar la fachada del Parque Tangamanga I y el capricho es colocar una especie de gigantesco monumento a los matamoscas en el acceso principal. Tan antojosa resultó la extravagancia, que ya no solo se replicó en otros parques, sino en la “entrada” a la cabecera municipal de Soledad de Graciano Sánchez.

La ocurrencia es “convertir” puentes vehiculares en puentes atirantados, y caprichosamente se les colocan gigantescas estructuras de acero con innecesarios tirantes que no sostienen ni la apariencia de ser un puente atirantado.

La ocurrencia es ser sede del Congreso y Campeonato Nacional Charro y el capricho la construcción de una gran Arena Potosí con fecha fatal imposible de cumplir que terminó por convertir un estadio de beisbol en lienzo charro y una Unidad Deportiva en caballerizas y corrales.

Y así sigue la lista de ocurrencias y caprichos, mientras se mantiene en la opacidad la documentación que confirma la improvisación que cada caso provoca, hasta pasar por la ocurrencia de retirar los adoquines del Barrio de San Miguelito y el frustrado capricho de hacerlo aun sin la autorización del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Una caprichosa ocurrencia que se topó con la resistencia de los vecinos y el reclamo de sus derechos a la ciudad y a su patrimonio histórico que hoy no sólo demuestra que ocurrencias y caprichos de la autoridad no pueden pasar por encima de los derechos ciudadanos, sino que en ese proceso exhibe documentalmente los extremos a los que se llega en la improvisación.

La obra inició el 21 de agosto sin previo aviso a los vecinos, quienes ese mismo día iniciaron una movilización para evitar que continuara sin que antes dieran a conocer el proyecto a detalle.

Mediante un juicio de amparo lograron la suspensión definitiva y el establecimiento de condiciones para que Rehabilitación del Pavimento en diferentes calles del Barrio de San Miguelito se pudiera realizar sólo sí atendía las recomendaciones del INAH para la protección del patrimonio histórico, además de respetar las condiciones de movilidad de adultos mayores y personas con discapacidad.

Entre las obligaciones impuestas dentro del juicio de amparo se encuentra la obligación al Centro INAH en el Estado de presentar un informe cada viernes sobre el cumplimiento de las condiciones impuestas a la obra. Hoy es jueves y seguramente el Centro INAH realizará la inspección para presentar su informe mañana viernes.

Lo reportado sobre la inspección de la semana pasada resulta revelador sobre la improvisación de la obra iniciada hace 101 días, pues la SEDUVOP presenta al INAH proyectos parciales sobre calles específicas para su autorización, cuando tendrían que haber estado desahogadas desde antes del 21 de agosto.

“Los días 16 y 21 de noviembre del presente año, la SEDUVOP (Secretaría de Desarrollo Urbano, Vivienda y Obras Públicas) ingresó a este Instituto, para su revisión y visto bueno, el proyecto de “Agua Potable” y “Proyecto Eléctrico” respectivamente. Mismos que está en revisión.

“También se ingresó el proyecto “rehabilitación de la Calle de 5 de Mayo y León García”, el día 16 de noviembre, correspondiendo al proyecto “geométrico” y de acabados. Se siguen solicitando los proyectos de las calles restantes. Se presentó el proyecto eléctrico y de alumbrado general”, es parte de lo que el INAH reportó al Juzgado Sexto de Distrito, con pruebas documentales y fotográficas.

Otro incumplimiento señalado por parte de SEDUVOP es que informa sobre las bodegas de almacenamiento del adoquín y el INAH anuncia que solicitará una visita “a fin de verificar la existencia, cercanía y visibilidad del material retirado”.

Además señala que “el adoquín debe permanecer en la vialidad, a la vista de los vecinos y se debe trabajar in situ, tal como se señaló en el punto número 2 inciso a) de la autorización preliminar”. Las calles de las que el adoquín fue retirado con 5 de Mayo, Pascual M. Hernández y tres tramos de la avenida Pedro Vallejo.

Una acumulación de evidencias sobre la improvisación con la que trabaja la SEDUVOP que da cuenta de las razones injustificadas de la paralización y retraso de la obra en perjuicio de los habitantes de la zona.

La ocurrencia y el capricho fueron frenados judicialmente en el Barrio de San Miguelito y como efecto quedó descobijado el grado de improvisación en la obra. ¿De qué tamaño y con qué perjuicios para el erario y la población son las improvisaciones de tantas obras ocurrentes y caprichosas que los potosinos tienen a la vista?

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