María Ruiz
Desde el año pasado, con el inicio de la construcción del paso a desnivel de Cordillera de los Alpes, las obras de infraestructura no han cesado en la zona poniente de la capital, por lo que el tráfico vehicular ha saturado la zona, y el tránsito de peatones se ha complicado, sin que concluyan remodelaciones.
A la par del paso a desnivel, se inició con la rehabilitación de Cordillera Himalaya, en el tramo desde Alpes hasta Chapultepec, por lo que la calle ha mantenido diversos cierres a lo largo del año.
Después, se dio inicio con la rehabilitación de las laterales del paso a desnivel Alpes-Himalaya, la cual no ha permitido que el tráfico fluya.
Desde el inicio de las obras en junio de 2024, los conductores han sido testigos de una realidad frustrante como lo son congestionamientos que parecen interminables, especialmente en las horas pico, donde los trayectos que solían ser ágiles ahora se convierten en verdaderas odiseas.
Con un avance de aproximadamente 45 por ciento hasta el mes de septiembre, que es lo que se tiene reportado por las autoridades, las obras, que incluyen la reconstrucción de vías laterales y la construcción de un puente peatonal que aún no comienza, han desatado un caos vial en las inmediaciones.
El flujo vehicular desde la glorieta de Sierra Leona hacia Cordillera de los Alpes se encuentra cerrado, por lo que se deben buscar vías alternas para acceder a la zona.
Los desvíos, que obligan a los conductores a optar por rutas alternas como Montes Pirineos y Cumbres de Acultzingo, no han hecho más que añadir confusión y frustración a una situación ya complicada.
Los tiempos de espera se han incrementado notablemente, y los automovilistas ahora pasan entre 20 y 30 minutos tratando de cruzar el área de trabajo. Esta crisis de tráfico no solo afecta a los vehículos particulares, sino que también repercute en la movilidad de quienes dependen del transporte público.
La ruta 15 de los camiones urbanos ha tenido que modificar su trayecto, lo que deja a muchos usuarios en la incertidumbre y la incomodidad, más aún ante la falta de accesos seguros y con el incremento de tráfico de vehículos en donde, ante la desesperación, la irresponsabilidad de muchos conductores provoca que aceleren sus automóviles sin pensar en los peatones de la zona que intentan cruzar la zona de obras.
A pesar de que se espera que las modificaciones terminen a finales de noviembre, la situación actual plantea una crítica necesaria sobre la planificación y ejecución de proyectos viales en la ciudad.
Aunque la Dirección de Tránsito Municipal ha generado otras rutas alternativas a partir del pasado 29 de octubre, esto dejó a los ciudadanos lidiando con un tráfico que, lejos de mejorar, parece empeorar con cada día que pasa.
Las calles de Loma Dorada, Montes Pirineos y Cordillera de Los Andes se han convertido en las nuevas rutas de escape, pero incluso estas opciones no garantizan un alivio efectivo ante el congestionamiento persistente.