Ciudad de México (25 de julio de 2015).- La siesta es parte de la tradición de algunos países como Grecia y España. Otros, como Japón, han investigado los beneficios de dormir unos minutos a medio día para ver si vale la pena fomentarlo.
Para muchos, es reparadora. Pero ¿Es siempre bueno dormirla? ¿En qué condiciones se debe dormir para mejorar la productividad y tener mejor humor? Aquí te lo decimos.
1.- Necesitarla.
La siesta no siempre es buena para todos y en cualquier lugar; hay contextos socioculturales -como en los países mediterráneos o desérticos- donde la siesta se institucionalizó más bien como una necesidad ante el extremo calor de verano.
En otros países, donde la siesta no es necesaria por clima, ni corresponde a un contexto sociocultural, es recomendable sólo para quienes no durmieron lo suficiente de noche y están cansados.
Lo ideal es descansar media hora; así se despierta refrescado y sigue el día con mejores condiciones de productividad. Se recomienda para gente que trabaja duro, como obreros de la construcción, o camioneros. Pero hay otros que deberían evitarlas.
Jeanne Duffy, profesora de medicina de la Universidad de Harvard, y experta en trastornos del sueño, opina que gente a la que le cuesta mucho quedarse dormida de noche, estará cansada al día siguiente, pero no se le recomienda la siesta, porque lo único que lograrán será volver a tener problemas para pegar el ojo de noche.
Ahora bien, aquellos que despiertan de mal humor y les cuesta más de 15 minutos salir del trance luego de dejar de dormir, sufren de “inercia de sueño”. Si encajas en esta descripción, mejor ni pienses en dormir la siesta, porque el remedio a tu cansancio, según los expertos, será peor.
2.- Lugar cómodo y contexto adecuado.
El llamado “mal del puerco” después de la comida, no es razón suficiente para correr a los brazos de Morfeo. No es comer lo que da sueño, sino un fenómeno fisiológico.
A la mitad de nuestro día útil, todos los seres humanos experimentamos una reducción fisiológica que disminuye la alerta. En esta reducción, hay una mayor propensión a quedarse dormido. Pero no es bueno ni sano cerrar los ojos un rato en cualquier parte.
Quedarse dormido en la oficina, echado sobre el teclado del computador o sentado completamente doblado, lo único que deja es un terrible dolor muscular.
3.- Que no dure más de media hora.
Una siesta efectiva no debe durar más de media hora, ya que después afectará al sueño nocturno.
La Fundación Nacional del Sueño de EE.UU recomienda una siesta de 20 a 30 minutos, “para mejorar el estado de alerta y el rendimiento sin quedar aturdido o interferir con el sueño de la noche”.
4.- Ayuda, pero no hace milagros.
La autora del libro “Toma una siesta, cambia tu vida”, asegura que dormir la siesta puede restaurar la sensibilidad de sentidos tan diversos como la vista, el oído y el gusto.
Así mismo, un estudio de la revista Personality and Individual Differences, realizado con 40 voluntarios de entre 18 y 50 años con la misma cantidad de sueño promedio, arrojó que los que dormían una siesta de una hora, podían intentar realizar una tarea imposible por más tiempo sin frustrarse. Del otro lado, los que no dormían siesta eran más impulsivos y perdían la paciencia más rápido.
5.- Que no reemplace el sueño nocturno.
Es cierto que en países como Grecia y España, la siesta es parte del ADN, pero también se tiende a irse a la cama más tarde que la del resto de Europa donde no se duerme siesta. Lo importante es que ésta no reemplace al sueño nocturno.
Está claro que la privación del sueño, dormir poco o menos de lo necesario, aumenta el riesgo cardiovascular, trae problemas con el metabolismo y se relaciona con algunos tipos de cáncer.
Un adolescente debe dormir nueve horas en la noche, y un adulto ocho.
No dormir lo suficiente de noche es perjudicial para la salud. Y no hay siesta que recupere el tiempo perdido.
Fuente: BBC Noticias.