Por Victoriano Martínez
El Saucito ya era barrio desde hace 27 años, pero hasta este domingo 18 de febrero se formalizó la determinación tomada por el Cabildo el 26 de febrero de 1997.
Como barrio, se le otorga a esa zona de la ciudad el reconocimiento y visibilización para proteger y preservar rituales y tradiciones que lo identifican como tal.
Un reconocimiento que los habitantes del hoy ya barrio tenían tan claro, que no tuvieron dificultad para actuar de manera colectiva con su propia identidad para oponerse a las obras del puente deprimido que amenazó la integridad de sus rutas de peregrinación.
Una cohesión barrial que les permitió hacerse visibles en la defensa de su patrimonio cultural cuando la autoridad municipal intentó iniciar por la madrugada, en la oscuridad de la noche y con un amplio operativo policiaco, los trabajos de una obra pública que aseguraba sería de gran beneficio para la población.
Una movilización que obligó a las autoridades municipales, y a la jerarquía eclesiástica, a abrirse al diálogo con los habitantes de la entonces fracción de El Saucito que terminaron en la cancelación de la obra y, se revela hoy con la sesión de Cabildo frente al templo, a reconocer las demandas de reconocimiento a la identidad barrial de la zona.
“Pudimos recomponer el camino con esta administración, y que esta es la mejor demostración de reconciliación, de comunicación, de amistad, y la mejor forma de hacerlo es refrendando que esta zona de la ciudad debe ser barrio”, dijo el alcalde Enrique Galindo Ceballos en su participación en la sesión de Cabildo de este domingo.
Un acto de reconciliación que no sólo incluyó la formalización de la denominación de barrio, sino también la adhesión del Ayuntamiento a la solicitud presentada el pasado 13 de diciembre por el Consejo Pro-Patrimonio de El Saucito a la Dirección de Patrimonio Cultural de la Secretaría de Cultura.
Así, la petición de los colonos para que se declare Patrimonio Cultural Inmaterial de las Fiestas Patronales en honor al Señor de El Saucito y su Ruta Peregrina y de Penitencia es también una solicitud del Ayuntamiento capitalino.
Un patrimonio cultural digno de reconocimiento, según lo planteado por Isabel Monroy Castillo, cronista de la Ciudad, durante la sesión de Cabildo de este domingo, porque cuenta con una tradición con dos siglos de existencia que constituye una tradición viva y continua que da cohesión e identidad al hoy ya reconocido como barrio.
Varios de los participantes en la sesión, incluido el alcalde Galindo Ceballos, coincidieron en la importancia de lograr proteger, preservar y conservar las tradiciones y el espacio físico de El Saucito.
El intento de realizar una obra rechazada por los habitantes del barrio como antecedente marca el alcance del compromiso de la autoridad. Un nuevo intento de construir el puente deprimido resultaría un acto incongruente.
El tono de reconciliación con el barrio utilizado por Galindo Ceballos lo estiró para convertirlo en guiño para congraciarse con los habitantes de los otros siete barrios: ordenó la creación de un fideicomiso especial para el mantenimiento, preservación y conservación de las tradiciones y cultura de los ocho barrios.
Por su condición de virtual candidato a la reelección, el hecho de que hable en términos de reconciliación con diversos sectores de la población no puede desligarse de una intención de congraciarse con potenciales electores. ¿Hasta dónde se puede considerar como un aprovechamiento del cargo que pudiera derivar en inequidad en la contienda electoral?
Por lo pronto, con El Saucito la ciudad ya tiene ocho barrios y al Ayuntamiento ha respaldado la solicitud para que se declare Patrimonio Cultural Inmaterial de las Fiestas Patronales en honor al Señor de El Saucito y su Ruta Peregrina y de Penitencia. ¿El gobierno estatal también buscará reconciliarse con el barrio?