Aguascalientes, Aguascalientes (30 de julio de 2016).-Diez hombres y dos mujeres de Aguascalientes, entre homosexuales, lesbianas, transgénero y transexuales, han logrado que el gobierno de Canadá les otorgue asilo, al documentar violaciones a sus derechos humanos, vejaciones y violencia debido a sus preferencias sexuales.
Adicionalmente, otras dos personas, que han recibido golpizas y otro tipo de violencia, incluso de policías, buscan también ser recibidos en ese país, pues al ser Aguascalientes uno de los estados más conservadores, su población agrede sistemáticamente a gays, lesbianas, bisexuales y transgénero.
Así lo denuncian activistas como Julián Elizalde Peña, coordinador del colectivo Ser Gay, quien atribuye los ataques a los mensajes homofóbicos enviados desde el gobierno estatal y los jerarcas de la Iglesia católica.
“Aguascalientes es un estado muy conservador. Los gobiernos, con ese conservadurismo, con esa doble moral, hacen que la homofobia sea elevada desde las instituciones”, dice Elizalde.
Natasha Ortiz Torre es una de las víctimas de discriminación, violencia física y sicológica desde que comenzó su transformación en mujer.
“Burlas, maltratos, vejaciones, escupidas y otras agresiones físicas. En 2007 nos golpearon unos 15 chavos; y hasta ahorita no hemos sabido quiénes son. Está la denuncia puesta”.
Hace unos meses, Natasha se tuvo que enfrentar no sólo a su agresor físico, sino también a policías municipales, quienes en lugar de velar por su seguridad, hicieron eco de la discriminación.
“Estaba trabajando y me empezaron a ofender verbalmente. Se tardó como 40 minutos en llegar la patrulla para asistirme, cuando había otra patrulla cerca; y la policía me condicionó para detener a la persona que me estaba agrediendo, que me identificara, cuando mi derecho como ciudadana es que me asistan”.
De acuerdo con Nathasa, otro policía municipal se sumó a la agresión al señalar que “Dios hizo sólo a un hombre y a una mujer, y no a un tercer sexo”, para después intentar detenerla bajo el argumento de estar escandalizando en la vía pública.
“Lejos de que nos cuide la policía, ellos son quienes nos agreden y permiten que la gente nos discrimine y segregue”, acusa.
Las lesiones físicas dejan de doler, dice Nathasa, pero las lesiones sicológicas perduran, y no se puede vivir libremente, “no poder vivir como tú quieres, porque hay mucha gente a la que le podría molestar una mujer transgénero, una lesbiana o un gay, y eso es lo que te deja la golpiza , el decir: no soy una mala persona y no merezco esto”.
Por ello, Natasha es una de las dos personas que ha pensado en pedir asilo a Canadá .
“Yo creo que si seguimos en este estado de ingobernabilidad en el que nos tienen sumergidos los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, tengo pensado pedir refugio político a Canadá, y evidenciar este estigma y discriminación social que vivimos y que sigue permitiendo la autoridad”.
Buscan refugio.
Las vejaciones han provocado un alto índice de migración a lugares donde son reconocidos los derechos de las personas con preferencias sexuales diferentes. Según el coordinador del colectivo Ser Gay, 12 personas ya han logrado refugio en Canadá.
“Hay mucha emigración de homosexuales, lesbianas, gays, transgénero, transexuales a las grandes ciudades, como México y Guadalajara, y al extranjero.
Por estos avances en los derechos humanos y que dan asilo político, hemos ayudado a por lo menos 12 personas a pedir asilo a Canadá”.
Elizalde Peña explicó que diez hombres y dos mujeres hidrocálidos viven hoy en aquel país gracias a que documentaron la discriminación, los asesinatos de odio y los suicidios por rechazo en sus localidades.
“Es la discriminación, los asesinatos debido a la orientación sexual, que las instituciones, los gobiernos, toleran; como lo que dijo Carlos Lozano (gobernador de Aguascalientes): que aquí no había lo del matrimonio (igualitario), que nos fuéramos a Zacatecas; pero también con otros gobiernos, como el de Luis Armando (Reynoso Femat, exgobernador), que señaló que aquí no se iba a aprobar el matrimonio (gay), y cuando fue alcalde, que en el balneario de Ojocaliente se puso: aquí no se aceptan perros ni homosexuales”.
Con este tipo de argumentos se ha logrado el asilo político para 12 profesionistas, entre ellos mercadólogos, comunicólogos, ingenieros en informática, sicólogos y abogados, quienes comenzaron a emigrar desde 2001, ante el rechazo familiar, discriminación y agresiones físicas.
Crímenes de odio.
La discriminación que vive 80% de homosexuales alcanza a familiares, quienes sufren en carne propia lo que viven sus seres queridos; incluso, José María de la Torre, obispo de la Diócesis de Aguascalientes, en ocasiones ha lanzado mensajes homofóbicos y los ha comparado con animales.
“Yo soy católica, sin embargo, creo que él predica, a mi forma de ver, un Dios que castiga, que discrimina, y para mí Dios es amor y el amor va para todos. El amor no discrimina”, considera Estela Rivero, representante del grupo de ayuda para padres y familiares de la diversidad sexual.
El mensaje de discriminación hacia homosexuales ha generado suicidios y crímenes de odio, que las autoridades se niegan a reconocer y los clasifican como homicidios pasionales.
“Esto nos lleva a tener un alto índice de suicidios, consumo de drogas, alcohol, para escapar de una realidad que te violenta, que no te quiere”, dijo Elizalde Peña.
Eloísa Hernández, de 37 años y con amplia experiencia en el área de la mercadotecnia, es otra de las personas transgénero que sufrió discriminación laboral por su transformación; tras alcanzar un alto puesto en una empresa reconocida de la entidad y ganar 30 mil pesos, fue despedida.
“Si de por sí el desempleo es cruel, para nosotras es todavía mucho peor. Yo me he acercado a muchas empresas donde buscan mi perfil, incluso mi experiencia. Mando mi curriculum, me hablan para entrevista, y cuando me ven me dicen: nosotros te llamamos”.
Eloísa trabaja hoy en una cafetería donde asisten personas de la comunidad lésbico–gay. Apenas gana cuatro mil pesos, por lo que está a punto de perder su casa.
La desesperación ha provocado que Eloísa piense en vender su cuerpo, como muchas de sus compañeras, para salir adelante.
“Yo no he caído en la necesidad del trabajo sexual; muchas de mis compañeras y amigas sí lo realizan porque definitivamente no encuentran empleo. No digo que sea malo, sino que se ha convertido en una necesidad”.
Muchas de estas personas se arriesgan a contraer enfermedades sexuales y, peor, a ser víctimas de crímenes de odio.
Según Eloísa, en Aguascalientes nueve de cada diez transexuales se ven en la necesidad de vender su cuerpo, al no poder obtener un trabajo, debido a la discriminación.
Grupos conservadores han logrado generar tanta presión en las autoridades, que campañas federales de salud para prevenir enfermedades, como el VIH, han sido frenadas por tener una imagen de dos hombres besándose.
Además, la Diócesis de Aguascalientes jugó un importante papel el pasado proceso electoral, al promover el voto en favor de candidatos que estén en contra de los matrimonios igualitarios.
Expresó que la comunidad lésbico, gay, bisexual y transgénero en Aguascalientes se siente desprotegida, por lo que exige que se frene la discriminación y se respete el Estado laico o, de lo contrario, temen que ataques como el ocurrido en Orlando, Florida, se repliquen en Aguascalientes.
Fuente: Excélsior.