Por: Elva Téllez.
Padezco la supuesta “apatía generalizada” de los jóvenes hacia la democracia, digo supuesta porque creo que el término es debatible, ya que he visto a muchos amigos y familiares jóvenes muy entusiasmados por las elecciones o como activistas en las campañas.
Busqué que hacer con mi voto, hace unos días vi a un académico de la UNAM, Roberto Duque, diciendo que el voto nulo favorece a los partidos políticos más grandes en México, que la mejor opción era votar los partidos pequeños y la oposición, así que lo tomé en cuenta, y estaba por decidir a qué partido de nueva creación regalarle mi voto, aunque en el fondo me preguntaba, ¿de qué sirve votar por los nuevos partidos, si están formados por los mismos políticos desertores de otros?
Más recientemente apareció un video de Denisse Dresser donde sostiene que anular el voto es válido, que la legislación cambió desde el 2014 y que el primer video de Roberto Duque, solo mitifica el voto nulo, algo que han impulsado los partidos de izquierda.
Busqué tomar una decisión informada, sin embargo creo que de nada sirve repetir una misma acción que durante años no ha dado resultados; los candidatos siempre prometen que no serán iguales a sus predecesores, pero les doy menos de un año para que la gente se decepcionen de ellos, porqué aunque remotamente tengan “buenas intenciones” responden a intereses más grandes, a pactos de partidos, a una mafia legitimada por años imposible de vencer al menos que cambie completamente el sistema, y con esto me refiero a una nueva forma de elegir a los gobernantes.
Y como creer que algún candidato o candidata tenga buenas intenciones sería una idea casi romántica, este domingo tomaré mi decisión en base a lo que me he informado, tendré que buscar una casilla especial de las 20 que se instalarán en la Capital potosina.