En el hemisferio norte, desde finales de junio, la cantidad de horas de luz diaria disminuye y eso afecta a la cantidad de hormonas como la melatonina, producidas en las glándulas pineales, lo que afecta al crecimiento y la caída del cabello.
En los folículos pilosos, una especie de reloj molecular controla el proceso de vida de crecimiento, estancamiento y caída del cabello, lo que se conoce como el ciclo de vida capilar. Cada pelo sigue su ciclo de forma independiente del resto, lo que permite que los humanos mudemos nuestro “pelaje” poco a poco a lo largo de todo el año. Sin embargo, varios estudios han comprobado que a principios de otoño, los cambios hormonales hacen que el número de pelos en fase de caída aumente y que crezcan menos pelos nuevos que en otras estaciones. Eso implica que, si en condiciones normales se desprenden diariamente de 50 a 150 cabellos de nuestra cabellera, entre septiembre y noviembre, la pérdida capilar puede duplicarse o triplicarse.
Fuente: Muy Interesante.