Por Victoriano Martínez
“No es tema, esa es otra agenda”. Esa fue la expresión del gobernador Juan Manuel Carreras López cuando le preguntaron sobre el bajo nivel de aprobación con que resultó en la encuesta sobre el índice de aprobación de los gobernadores, realizada por Consulta Mitofski.
Si hubiese aparecido en la posición de Antonio Echevarría, gobernador de Nayarit, quien a pesar de una aprobación de apenas el 49.9 por ciento ocupó el primer lugar en el ranking, seguramente Carreras López sí lo habría considerado como parte de su agenda.
No es lo mismo estar en el antepenúltimo lugar que en el primero, aunque sea entre todos los reprobados.
Se crea o no en las encuestas, se trata de un ejercicio de consulta a un número representativo de la población que sigue metodologías preestablecidas, dignas de ser tomadas en cuenta –incluso con las reservas que se quieran tener–, sobre todo cuando en otros momentos se ha echado mano de ellas.
Eliminarlas como tema o como parte de una agenda a no tener en cuenta, sólo pinta una raya más en la distancia que, desde la cima del ladrillo de su investidura, pone un mandatario como Carreras López, quien ha dado muchas muestras de dar la espalda a sus representados.
Este mismo martes, como parte de esa otra agenda que poco le interesa a Carreras López, el Frente Ciudadano Anticorrupción informó que ha tenido que iniciar un juicio de amparo para que le vuelvan a reconocer interés jurídico en la denuncia contra el ex alcalde Ricardo Gallardo por enriquecimiento ilícito, después de 19 meses de haberle dado seguimiento al caso.
Podrá decir Carreras López que la Fiscalía General del Estado es autónoma. Pero no podrá negar que protestó cumplir y hacer cumplir la Constitución y las Leyes, y como máxima autoridad en el Estado, no haberse pronunciado sobre los casos denunciados sobre la gallardía, la ecuación corrupta y los ex diputados le ha valido señalamientos públicos de ser cómplice de la corrupción.
Podrá negar lo que dialogó con representantes de organizaciones civiles el 23 de agosto de 2016 en la Casa de Gobierno –como les advirtió con la frase lo que aquí les diga afuera lo niego–, pero quienes participaron en aquel encuentro tienen claro que les dijo que conocía todos los actos ilegales de Ricardo Gallardo que le presentaron “y muchos más”.
Son muchos los casos en los que Carreras López podrá justificarse, pero en los que la perspectiva ciudadana –esa que no forma parte de su agenda– percibe su traición. Un caso reciente y otro permanente.
Las víctimas re victimizadas por la CEEAV que en una desigual carrera de resistencia tuvieron que abandonar el plantón sin haber sido atendidas porque en lugar de hacer eso, el gobierno estableció un cronograma muy bien marcado y que se ejecutó.
Las más de tres mil familias enlutadas en lo que va de su sexenio, con una incidencia de homicidios en constante crecimiento, sin que se advierta que Carreras López tome medidas extraordinarias para enfrentar el problema.
Sin duda son temas de otra agenda, la de los problemas reales de la población. Una agenda en la que Carreras López no muestra mayor interés. Una agenda desatendida que sin duda explica que el 78.1 por ciento de los potosinos lo desaprueben.