Por Victoriano Martínez
Otra vez Matehuala… otra vez migrantes… otra vez los gobiernos de dos estados que cuidan su imagen… otra vez lo que ya no es novedad desde hace varios años en la Carretera 57, entre Guadalcázar, Matehuala y ahora Cedral: un secuestro masivo de migrantes.
A San Luis Potosí le toca la peor parte, por mucho que el control de daños propagandístico por parte del gobierno haya pretendido ubicar el origen del problema fuera de su territorio.
Hace 32 días, se destacó que los vehículos secuestrados provenían de Guanajuato.
Ahora, lo primero que se informó fue que se brindó apoyo a las autoridades de Nuevo León por el “hallazgo de un camión de pasajeros encontrado en territorio neolonés, y puesto a disposición en el municipio de Galeana, de la misma Entidad norteña”.
“Aunque el suceso ocurrió en Nuevo León, hoy las diversas corporaciones potosinas están al pendiente para brindar información y el apoyo que sea necesario”, se mencionó en el comunicado de la Fiscalía General del Estado.
“Nos confirma la Guardia Nacional que los hechos donde personas que viajaban en un autobús y habrían sido privadas de la libertad ocurrieron en territorio del estado de San Luis Potosí”, se apresuró a aclarar Gerardo Saúl Palacios Pámanes, secretario de Seguridad Pública de Nuevo León, en su cuenta de Twitter.
Y refuerza tan importante precisión con el dato de que “la policía estatal Fuerza Civil ha logrado localizar a cielo abierto y auxiliar a varias personas extranjeras que en primeras entrevistas confirman esta información (el lugar de los hechos) y quienes habrían logrado ponerse a salvo escapando de sus captores y saliendo de San Luis internándose en territorio de Nuevo León”.
“No omito mencionar que la Guardia Nacional basa su afirmación en un rastreo satelital que arroja datos incontrovertibles”, agregó Palacios Pámanes para cerrar su tuit. Al territorio nuevoleonés sólo le rebotó un hecho atroz cometido en territorio potosino.
Hace 32 días, el gobierno de Guanajuato asumió las labores de rescate porque se presumía que los secuestrados eran guanajuatenses, y ambos estados se disputaron el crédito de haberlos encontrado… pero cuando aquello se volvió una cifra creciente de migrantes, la confusión inicial adquirió forma de un completo caos informativo.
Hoy que se conoce otro caso de secuestro masivo de migrantes, coincide que la organización Alto al Secuestro informó del rescate de 172 migrantes en el país durante el mes de abril, de los cuales 100 ocurrieron en Matehuala y cinco en Guadalcázar.
Más de seis de cada 10 rescatados del total fueron rescataros en territorio potosino lo que, lejos de representar un mérito —por las circunstancias en que se dieron y las del caso actual— son más un indicador de lo peligrosa que es la ruta y la poca seguridad que en ella se ofrece a quienes la transitan.
Desde los primeros informes del secuestro masivo en curso se sabe que se trata de 50 migrantes y dos choferes que venían desde Tapachula, Chiapas.
Así que no hay autoridad cercana que se quiera colgar el crédito de haberlos localizado y rescatado de un Estado tan inseguro como San Luis Potosí, y la única esperanza para quienes aún se encuentran cautivos de los criminales son las autoridades potosinas.
Presuntamente nueve de los secuestrados evadieron a sus captores y se internaron en territorio de Nuevo León. ¿Acaso la otra esperanza para los secuestrados es ser capaces de escapar de sus secuestradores?
La experiencia de hace 32 días no parece haber provocado que se reforzaran las medidas preventivas de seguridad, ni las supuestas acciones contra los posibles responsables lograron nada para ese efecto.
Si algo deja expuesto este nuevo caso de secuestro masivo de migrantes es que, se haya hecho lo que se haya hecho —si es que algo hicieron— sirvió de muy poco y esporádicamente se conocerán nuevos casos que abren la duda sobre cuantos más se dan en el inter sin que se sepa de ellos.