Otros efectos de la invasión industrial a territorio ejidal

Por Victoriano Martínez

Cuando las inversiones privilegian el negocio por encima de la convivencia con su entorno, tanto físico como social, los afectados son los vecinos de la infraestructura industrial que imponen, a grados que van más allá de verse despojados de su territorio hasta perder la seguridad ante la percepción de una amenaza a su integridad física.

Vitaliano Martínez Zárate es un ejidatario de La Pila, quien habla con mucho entusiasmo sobre la forma en que producía maíz en sus parcelas, pero que hoy lamenta la llegada del “desarrollo industrial” al territorio de su Ejido, porque le ha impedido trabajar en parte de sus parcelas, y hasta transitar libremente por sus tierras.

La llegada de la empresa Termi-Centro, S.A. de C.V. a terrenos del Ejido La Pila no sólo estuvo precedida por la poca claridad con la que se apropió de parte de su territorio con varias parcelas con escrituras de propiedad, sino que hoy Martínez Zárate y muchos otros de sus compañeros ejidatarios se sienten engañados durante la asamblea ejidal que cedió tierras a la empresa hace diez años.

A partir de aquel hecho, según relatan los ejidatarios, se dio una secuencia en la que el entonces gobernador Fernando Toranzo Fernández, y posteriormente el expresidente municipal, Ricardo Gallardo Juárez, le otorgaron a la empresa los permisos para operar, que hoy le permiten contar con cuatro gigantescas esferas para almacenar hasta 12 mil 812 metros cúbicos de Gas LP.

En su sitio Web, Termi-Centro reporta que durante el pasado mes de agosto recibieron 5 mil 719.246 toneladas de Gas LP, en tanto que entregaron 5 mil 665.043, para quedar al final de esa mensualidad con una existencia de 702.868 toneladas.

Una movilización de combustible que provoca que los ejidatarios de La Pila vean circular por esa parte de su territorio cientos de tanques que, para colmo, lo hacen sobre un tramo de vías del ferrocarril construidas sobre otra gran parte de su territorio perdido para favorecer a la empresa, en tanto que a ellos los separa de sus parcelas.

“Según ellos construyeron un puente subterráneo para pasar de un lado al otro, pero es una burla porque está lleno de agua, lo construyeron a un lado de un manantial subterráneo y siempre está con agua”, expresó Vitaliano Martínez Zárate.

Para los ejidatarios, la llegada de Termi-Centro los agravia cuando menos de tres maneras: (1) el despojo de parte de su territorio, (2) la humillante división de sus tierras con las vías ferroviarias de acceso que los obliga a un largo rodeo para llegar a sus parcelas ante la burla de un puente inservible, y (2) la amenaza de una potencial explosión de las gigantescas esferas de Gas LP.

Es común, y hasta frecuente, que al ver las gigantescas esferas que se encuentran no muy lejos de donde viven les evoquen las explosiones de 1984 en San Juan Ixhuatepec, Tlalnepantla de Baz, Estado de México (San Juanico), con un saldo de más de 500 muertos.

Una posibilidad que la propia empresa no descarta del todo, aunque no con la magnitud de lo ocurrido en San Juanico, según un documento que publica en su página de Internet bajo el título “Mecanismos de atención inmediata de emergencias”, en el que establece cinco niveles de alertas críticas.

Los tres primeros niveles contemplan emergencias al interior de sus instalaciones en los que, en el segundo se prevén posibles lesiones entre sus trabajadores y en el tercero la posibilidad de que haya “daño físico (mortal) a algún trabajador”.

En el nivel cuatro “se afecta la integridad física y el patrimonio de una población menor a 100 habitantes o el área comprendida en un radio de hasta 300 mts., alrededor de la instalación y se afecta físicamente a varios trabajadores de la instalación, algunos de ellos mortalmente”.

Para el nivel cinco, el alcance previsto es mayor porque “se afecta la integridad física y patrimonio de una población mayor de 100 habitantes y/o el área comprendida en un radio mayor a 300 mts., alrededor de la instalación, se afecta seriamente a varios trabajadores de la instalación, algunos de ellos mortalmente”.

Es decir, el temor que sienten quienes viven cerca, trabajan en tierras aledañas o se ven obligados a pasar cerca de las gigantescas esferas no es infundado.

Un temor creciente, dado que los ejidatarios sospechan que la empresa pretende instalar ocho esferas más porque ha adquirido por lo menos otras 150 hectáreas.

Si viaja por la carretera a México, por la Carretera 57, al pasar por el kilómetro 183 basta con voltear a ver al poniente para observar las cuatro esferas gigantes que pueden contener más de cinco mil toneladas de Gas LP a unos 80 metros de esa vía. O sea que, a partir de las emergencias de nivel IV, los daños alcanzarían esa vía y, en consecuencia, a los vehículos que por ahí transitaran.

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