Por Victoriano Martínez
El daño ecológico a la ciudad que se cernía sobre los 867 árboles de la avenida Himno Nacional parece conjurado de tal manera que, aunque habrá quienes aún mantengan sus dudas sobre el compromiso oficial, también dejó expuesto el nivel de improvisación en los actos gubernamentales que confirman que el de Ricardo Gallardo Cardona es un gobierno de ocurrencias.
La renovación de la avenida Himno Nacional, en su fase de ocurrencia, tuvo la primera expresión pública el pasado 14 de junio, cuando Gallardo Cardona la anunció como una obra “magna e icónica”.
“Se plantea una avenida igual de ancha que Chapultepec, en las mismas características, pero con la diferencia de que sería de concreto hidráulico todo Himno Nacional, daríamos mucha fuerza a todos los comercios que fueron prácticamente aniquilados por la ciclovía o intento de ciclovía que se hizo”, dijo entonces.
Anunció que para la siguiente semana –o sea, esta– se abriría el proceso de licitación para estar en condiciones de iniciar la obra al mes siguiente.
“Se trata de que Himno Nacional sea una avenida “magna e icónica” para San Luis Potosí, para ello se tienen contemplados unos 120 millones de pesos de inversión, que además del arroyo vehicular como tal, incluirá la renovación del alumbrado, vialetas inteligentes y con un plazo de ejecución de no más de 90 días”, agregó.
La ocurrencia pasó a su fase del sumiso respaldo de autoridades involucradas y no tanto, pero con voz para fijar una postura pública.
Así, el presidente de la Comisión de Ecología del Congreso del Estado, Eloy Franklin Sarabia, le lanzó una bola lenta al Ayuntamiento para que la bateara de modo favorable para respaldar la ocurrencia poco ecológica de su gobernador: aseguró que el posible retiro y reubicación de más de 800 árboles localizados en el camellón de la avenida Himno Nacional es responsabilidad del Ayuntamiento.
Desde el Ayuntamiento, y por la ausencia del alcalde Enrique Galindo Ceballos, quien seguramente por el Covid se quedó con las ganas de prestar ese servicio a Gallardo Cardona, el secretario municipal Fernando Chávez Méndez confirmó el retiro y reubicación de los árboles.
Quizá de paso, el ex secretario de Comunicaciones y Transportes haya hecho méritos para que la indagación judicial sobre la Red Metro no lo alcance.
Hasta ahí, la ruta de la ocurrencia expuesta el 14 de junio por Gallardo Cardona cumplía las fases de todas las anteriores, desde la inaugural del sexenio de remodelar el Parque Tangamanga I, hasta convertirse en el super alcalde de la capital para comerle el mandado al super policía.
La tercera fase de la ocurrencia, consistente en saltarse la licitación, la elaboración del proyecto y todos los requisitos legales a los que se debe someter una obra de esa magnitud –estudio de impacto ambiental incluido– y pasar directo al arranque de la obra se topó, por primera vez, con la oposición de quienes vieron afectados sus derechos.
La fase que correspondía al lo hago porque se me ocurrió, me da la gana y puedo se convirtió en un periodo que mostró que la sociedad no está dispuesta a soportar permanentemente ese proceder irresponsable y estableció que la discrecionalidad tiene límites.
De paso, dejó expuesto que la cercanía del mandatario con la población es sólo apariencia construida a partir de públicos a modo y que, cuando se trata de enfrentar manifestaciones multitudinarias que lo cuestionan, Gallardo Cardona opta por utilizar enviados del tercer nivel en la estructura gubernamental.
El caso confirmó, además del grado de opacidad en la realización de obras, las razones por las que se oculta la información que por ley debe difundirse de oficio y con mayor obligación entregar vía solicitudes de información: se simula que se oculta información porque en realidad no existe.
Si la obra, como la mayoría de las iniciadas por Gallardo Cardona, comenzó antes de que se realizara la licitación es porque ésta no existe. Si sus funcionarios se comprometieron a presentar el proyecto de Himno Nacional a los inconformes la tarde de este miércoles, al no cumplir tuvieron que reconocer su no existencia.
Una secuencia de hechos en los que la ocurrencia pasó de ser un proyecto para convertir Himno Nacional en una avenida “magna e icónica” con todo el pavimento renovado, a irse degradando hasta convertirse, en palabras de Jorge Vega Arrollo, subsecretario de gobierno, ante los inconformes, en reparaciones por bloques de los grandes baches de la avenida.
La “magna e icónica” obra de 120 millones de pesos se degradó a algo más cercano a un programa de bacheo sin que se hablara de reducir el costo.
Nada nuevo, sino la característica del sexenio: magnificar sus acciones. Becas económicas para 360 mil adultos mayores con el reparto de tarjetas de tan sólo 6 mil 371 beneficiarios, lo mismo para madres solteras y próximamente la ayuda para transporte a los estudiantes.
El caso de la avenida Himno Nacional, inaugura un proceso distinto al de las obras que le precedieron: primero, el gobernador la anuncia al máximo, “magna e icónica”, conforme se despierta la oposición sobre las características de la ocurrencia, poco a poco el gobernador se desdice hasta llegar al punto de mandar a dar la cara a funcionarios menores.
Una ruta inesperada para Gallardo Cardona que, hasta ahora, mantiene a salvo a los 867 árboles de la avenida Himno Nacional, así sea con compromisos de segundones… y abre la esperanza de que en la sociedad potosina todavía existe voluntad para preservar la dignidad ante gobernantes ofensivamente avasallantes.