Antonio González Vázquez
La Gallardía y la cuarta transformación no tienen adversarios que les provoquen un soplo de preocupación. No hay quien les inquiete en el frente opositor, donde viven uno de sus peores episodios y aún no han tocado fondo. El PAN y el PRI están empeñados en dejarles libre el camino a las elecciones del 2027.
Los procesos de renovación de sus dirigencias estatales exhiben sin pudor pugnas intestinas, reveladoras de su obsolescencia y putrefacción.
Una vez concluidas las elecciones del pasado 2 de junio, panistas y priistas procedieron a preparar sus procedimientos electivos para elegir a sus dirigencias cuyo período estaba por concluir. No se dieron el tiempo necesario para revisar con rigor y exhaustividad sus estrategias fallidas que los condujeron a la derrota ante el Verde y Morena.
Tras la debacle en las urnas, donde les pasaron por encima, lejos de tomar la dura lección del electorado, priistas y panistas ahondan una crisis lapidaria para la de por sí maltrecha imagen que de ellos tiene la sociedad.
Es inocultable que Acción Nacional y el Revolucionario Institucional van de mal en peor y las elecciones internas son muestra de ello. En ambos frentes imperan pugnas intestinas por el control de membretes que concitan pena ajena.
Con avidez desmedida las élites lavan sus trapos sucios en la vía pública, defienden sus privilegios y los cada vez más disminuidos cotos de poder en agarrones callejeros que los hunden en el lodo.
El pasado 8 de diciembre, en asamblea de consejeros estatales, Verónica Rodríguez Hernández fue reelecta por amplio margen. La senadora obtuvo 62 votos contra 32 de su contrincante, Lidia Argüello Acosta.
La reelección estaba anunciada, era predecible dada la configuración de un Consejo bajo control de la candidata oficial.
Pese a tener certeza de que tenía a las y los consejeros suficientes para ganar, Rodríguez Hernández utilizó toda suerte de artimañas para lograr la reelección. No deseaba ganar en buena lid, sino avasallar contundentemente.
La suma de anomalías inició desde el momento en que se definió una elección cerrada a las y los consejeros y concluyó hasta la asamblea electiva. Todo el proceso, en cada una de sus etapas fue impugnada por la candidata derrotada.
“Ahora sí que se brincaron la barda, ganaron los pesos, las presiones, las amenazas, las promesas de plazas en el ayuntamiento de la capital, el acoso y amedrentamiento a las y los consejeros”, describió Argüello Acosta.
Indignada por el cúmulo de irregularidades recurrió al Tribunal Estatal Electoral y alista impugnaciones ante la Sala Regional Monterrey del Tribunal Federal Electoral y de ser necesario, recurrirá a la Sala Superior del TRIFE.
La embestida legal a la que tiene derecho, provocó la represalia del Comité Estatal al destituirla como su representante ante el Consejo Estatal Electoral y de Participación Ciudadana, posición que venía desempeñando desde 2022. Para mayor desdoro, ni siquiera le avisaron de su relevo.
Para Argüello Acosta, la dirigencia de Rodríguez Hernández es la peor de todas las que haya visto durante sus más de 30 años de militancia panista, por lo que vislumbra la consumación de otro cacicazgo blanquiazul.
A la lideresa reelecta eso le debe tener sin cuidado: hace tres años, ganó una elección plagada de irregularidades, entre las que como ahora, destacaba la compra de votos. El carácter antidemocrático e ilegal de ese proceso, provocó la renuncia de Josefina Salazar Báez quien denunció que el PAN se había alejado de sus principios y valores que le daban identidad.
En el Revolucionario Institucional el escenario no es diferente. Ma. Sara Rocha Medina también irá por su segundo mandato. Había dicho que no lo haría, pero está claro que su palabra no vale gran cosa.
En junio de 2023, en un proceso desaseado y con una convocatoria a modo, fue electa presidenta del tricolor para terminar el período estatutario 2020-2024 que había dejado vacante Elías Jesrael Pesina Rodríguez.
El órgano auxiliar de la Comisión Nacional de Procesos Internos del PRI avaló como “planilla única” la de Rocha Medina y dejó fuera la fórmula de Edmundo Azael Torrescano Medina y Érika Velázquez Gutiérrez, quienes judicializaron el proceso.
Al final en los tribunales le dieron la razón a Rocha Medina y fue validada su elección.
El primer acto de fuerza de su dirigencia fue la renovación del Consejo Político Estatal integrado por 106 priistas. De nuevo, “planilla única”, la encabezada por la presidenta del partido.
En ese punto dio inicio la pugna con Enrique Francisco Galindo Ceballos, hasta ese momento, considerado como el “primer priista del estado”. El alcalde había acordado con Sara Rocha que el cargo de Secretario Técnico del Consejo sería para Martín Francisco Javier Reyna Puente.
No fue así y se sometió a votación ese nombramiento en favor de Humberto Rojo Zavaleta, propuesto por Rocha Medina. Galindo Ceballos y sus consejeros montaron en cólera, abandonaron la sesión y en la explanada de la sede estatal del tricolor pisotearon sus acreditaciones. El edil acusó a Rocha de no respetar el acuerdo tomado con antelación.
De ese agosto de 2023 en adelante, la relación Rocha-Galindo se fue deteriorando significativamente con acusaciones mutuas, hasta llegar a la expulsión decretada al presidente municipal.
El choque es por el control del partido, en cuyo caso, Sara Rocha le ha ganado a Enrique Galindo.
El conflicto abrió ayer una nueva etapa: Rocha Medina registró su candidatura para la reelección a la presidencia del CDE del PRI para el período 2024-2028, mientras que Galindo Ceballos envió a la regidora Margarita Hernández Fiscal a inscribirse. Lo hizo acompañada de funcionarios y empleados del ayuntamiento, así como de integrantes de Juntas de Mejoras.
De entrada, la enviada galindista denunció que “no hay piso parejo” y reveló la existencia de dos Consejos Políticos, uno presuntamente electo democráticamente y otro que nadie sabe de dónde salió.
Hay dos grupos confrontados, el de la diputada Rocha y el del alcalde Galindo.
La asamblea del Consejo está prevista para el día 4 de enero de 2025, antes, en el período de campaña las candidatas harán su propuesta de partido y seguramente no será para nada algo muy civilizado que digamos.
Pero tal vez ni siquiera se concrete la asamblea electiva, pues existe la posibilidad de que la Comisión de Procesos Internos no valide el registro de la regidora para repetir la historia de la “planilla única”, lo cual sería un escándalo más en el PRI, aunque bien visto, ese partido ya no da para otra cosa sino para la ignominia.
En esa clase de lodos hacen política panistas y priistas, parece no importarles lo que de ellos perciba la sociedad, viven en el escándalo y la estridencia. Mientras más bajo caen, les agrada más.
En ese sentido, el gobernador José Ricardo Gallardo Cardona atestigua complacido esa lucha entre el lodo.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.
Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Ha sido docente de la Facultad de Ciencias de la Comunicación durante 25 años. Además, durante 30 años se ha desempeñado como periodista en medios como El Heraldo, El Mañana de Ciudad Valles, Pulso, Milenio San Luis, Diario Digital San Luis, Librevía, La Jornada, Global Media y actualmente en Astrolabio Diario Digital y Periodismo Político.com. También ha sido corresponsal de medios nacionales como Agencia de noticias Notimex, La Jornada y Milenio.