Ciudad de México (15 de abril de 2016).- La mañana del 15 de abril de 1957 Pedro Infante perdió la vida en un accidente aéreo en Mérida, Yucatán. Así se dio a conocer la noticia a través de la radio mexicana:
https://www.youtube.com/watch?time_continue=4&v=Y0Fk0gjRIWI
La leyenda que no ha muerto.
La mañana del 15 de abril de 1957 Pedro Infante, decidido a regresar de Mérida a la Ciudad de México días antes de lo planeado, tomó los controles de un ex-bombardero de la Segunda Guerra Mundial B24, matrícula XA-KUN, que transportaba pescado y telas.
El regreso apresurado del ídolo fue motivado por los problemas que había dejado esperando en la capital: su primera esposa, María Luisa, le pedía aclararan su situación de divorcio e Irma Dorantes, su amante y madre de su hija Irmita –como le decían con cariño–, le llamó por teléfono para decirle que debían definir su relación lo antes posible.
Pero debido al exceso de carga del avión que tripulaba el actor en condición de copiloto, este no pudo tomar altura y se desplomó al rededor de las 8 de la mañana incendiándose al momento.
Su cadáver fue identificado gracias a una esclava de oro que tenía grabado su nombre: Pedro Infante.
A 59 años de aquel fatal accidente, sus restos aún descansan en el Panteón Jardín, lugar que año con año visitan sus seguidores, quienes a pesar del tiempo recuerdan al charro, al cantante y al ser humano que partió en medio de la tragedia para convertirse en leyenda.
Carisma y entrega.
La fama no le llegó de la noche a la mañana al sinaloense, el camino recorrido le hizo pasar hambre y carencias, pero su entrega –impulsada siempre por María Luisa, su primera esposa– lo hizo llegar hasta donde nunca, quizás, imaginó.
Antes de convertirse en el charro alegre de la gran pantalla, Pedro Infante fue barbero, carpintero, músico de orquestas pequeñas, entre otros oficios; a la par de alguna de estas actividades tomaba clases de canto en el Conservatorio Nacional de Música y practicaba con esmero, según cuentan, en su expresión corporal, esfuerzos que después rindieron frutos.
Sus primeras oportunidades se las brindó la radio, donde lo contrataban para cantar, posteriormente se le abrieron las puertas, o podría decirse que las pantallas del cine.
Su primer papel fue como extra en la película “En un burro tres baturros” en 1939, su oportunidad como protagonista llegó en 1943, con el filme “Cuando habla el corazón”.
Las críticas del público y los expertos no fueron favorables, pues se veía a un Infante con pocas tablas y con un acento norteño muy marcado.
Pero tras conocer al cineasta –que después se convirtió en amigo– Ismael Rodríguez y grabar la película “Cuando lloran los valientes” en 1945, su popularidad incrementó considerablemente.
Los filmes exitosos comenzaron a sucederse uno tras otro, “Los Tres García” y su continuación “Vuelven los García” 1946; “Nosotros los pobres”, 1947, y su continuación “Ustedes los ricos”, 1948; “Los tres huastecos”, 1949; “La mujer que yo perdí”; 1949.
En la década de los 50 tuvo la oportunidad de colaborar con otros directores en películas como “Islas Marías”, 1950; “Un Rincón cerca del cielo” y su segunda parte “Ahora soy rico”, ambas de 1952 o “La vida no vale nada”, 1956.
En 1952 filma “Dos tipos de cuidado” a lado de Jorge Negrete, y aunque Pedro estaba amedrentado por la voz y personalidad de Negrete, y éste estaba impresionado por la popularidad de Infante, el éxito fue rotundo: la película se mantuvo en cartelera más de un año.
Todos estos filmes fueron aderezados con el carisma del Infante, quien conquistó al público con su sencillez que, dicen, era proporcional a su fama.
Su talento como actor fue cuestionado en distintas ocasiones; sin embargo el reconocimiento a su trabajo actoral llegó con un Ariel que le otorgó la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas a mejor actor por su papel en la película “La vida no vale nada”, 1955 .
Más tarde y de manera póstuma obtuvo el Oso de Plata del Festival Internacional de Cine de Berlín por su actuación en Tizoc, 1956.
Además de películas, dejó un gran legado musical con canciones como Amorcito corazón, Cien años, Te quiero así, La que se fue, Ella, Paloma Querida, Maldita sea mi suerte, Por un amor, Mañana, Que te ha dado esa mujer, Mi cariñito, Dicen que soy mujeriego, entre otras. En total grabó alrededor de 310.
Sus vicios.
La comida, el ejercicio y… ¿qué si no?, las mujeres, eran las debilidades de Pedro Infante, nunca pudo ocultar ninguna de las tres.
Desde antes de convertirse en uno de los actores más reconocidos de la Época de Oro del Cine Mexicano, se levantaba muy temprano para realizar una rutina de ejercicios que nunca dejó; su afición por la comida era bien conocida por sus amigos y familiares, a quienes invitaba a las comilonas a su mansión de Cuajimalpa.
Su afición por la comida la trasladó a uno de sus personajes más queridos: Pedro Chávez de “A toda Máquina”, ¿o alguien no recuerda el famoso helado que bautizó en la película con el nombre de “Pedro Chávez Special”?
Pero su vicio más grande fueron las mujeres. Primero fue María Luisa, con quien se casó y no pudo tener hijos.
Después conoce a la bailarina y actriz Lupita Torrentera, otro de sus grandes amores. La conoció cuando ella tenía 14 años de edad y tuvieron tres hijos: Graciela Margarita, Pedro y María Guadalupe Infante Torrentera.
A Irma Dorantes la conoció cuando ella tenía 16 años de edad, y de ese romance nació Irma Infante.
María Luisa e Irma Dorantes se encontraban en la Ciudad de México esa mañana del 15 de abril esperando a Infante para aclarar sus respectivas situaciones sentimentales.
Pero el actor y los tripulantes de la nave no lograron realizar el aterrizar de emergencia, cumpliéndose así uno de los deseos que Pedro Infante solía repetir en voz alta: “Me gustaría morir volando…como los pájaros, con las alas abiertas”.
Fuente: Starmedia.