Mariana de Pablos
Obstáculos no faltaron para llevar a cabo el proceso de votación en el Barrio de San Miguelito, donde colonos de la zona siguen sufriendo, desde hace ocho meses, con las obras de rehabilitación que actualmente lleva a cabo la Secretaría de Desarrollo Urbano, Vivienda y Obras Públicas (Seduvop). Fueron las personas discapacitadas y las de la tercera edad las más afectadas.
Inestables torres de piedras, tractores impidiendo el paso, nubes de tierra y toda clase de obstáculos sobre la vía: el panorama de todos los días se vuelve aún más caótico en días como hoy, en los que la gravedad del problema se magnifica al ver la cantidad de personas mayores y discapacitadas que dejan su hogar para cumplir con su deber ciudadano.
Rodeando tractores, esquivando piedras y evitando –en la medida de lo posible– resbalar en algún agujero o charco, así es como hacen el recorrido hasta su casilla. Lo que debería ser un derecho garantizado se vuelve una carrera de obstáculos, injusticia e indiferencia.
Se trata de una zona afectada que requiere de los votantes un doble –o incluso triple– esfuerzo para llegar a la urna. Jorge, quien salió de su hogar en la calle 5 de mayo –una de las más afectadas por las obras– junto a su esposa y su madre a quien lleva en silla de ruedas reconoce los obstáculos, pero señala que “hay que salir a votar”:
“Lo bueno es que vivimos aquí cerca y ya aunque sea nada más es este tramo, pero sí es bastante difícil y lo pasamos batallando y ladeando y todo. Usualmente y en la medida de lo posible tratamos de evitar salir”.
Casos como el suyo hay varios. No es necesario pasar mucho tiempo en las urnas del barrio de San Miguelito para ver la cantidad de personas que se trasladan con ayuda de bastón, andadera, o del brazo de algún acompañante.
La desinformación fue otro factor que jugó el día de hoy en contra de la ciudadanía, pues desorientados y entre los escombros al menos dos personas de la tercera edad, una de ellas discapacitada, se tuvieron que desplazar por varias de estas calles derruidas para encontrar su casilla.
La señora Constanza cuenta que no supo dónde encontrar la información oficial para ubicar su casilla. Así que preguntando entre vecinos se enteró de que, al ser discapacitada, podía ejercer su voto en cualquier casilla. Al llegar a la que se encontraba más cerca de su hogar fue que se dio cuenta de la falsedad de la información.
“Me dijeron ‘no, así no funciona, tiene que irse hasta allá’, y que ahí voy de regreso”.
Bajo el abrasante sol del medio día, con ningún otro apoyo más que su bastón y entre piedras, máquinas, vehículos y tierra, la señora Constanza tuvo que dar otra vuelta a la cuadra para cumplir con su deber cívico.
Así es que, pese a los obstáculos que se imponen con insistencia en la vida de los habitantes del Barrio de San Miguelito, hoy fue un buen día para la democracia.