Estela Ambriz Delgado
El patrimonio cultural que se encuentra en la Sierra de San Miguelito es tan vasto que inclusive cuenta con vestigios arqueológicos como pinturas rupestres y otras modificaciones al paisaje, que posiblemente tienen una antigüedad de hasta 9 mil años antes de Cristo, los cuales dan cuenta de la vida de grupos humanos que se asentaron en la zona, de acuerdo con la investigación de Adolfo Rojano Guido.
En su participación en el Tercer Festival de la Sierra de San Miguelito, el ingeniero en Geología y maestro en Ciencias del Hábitat, compartió sus hallazgos de pinturas rupestres en el Área de Protección de Flora y Fauna.
Destacó la presencia de habitantes de diversas comunidades y ejidos, y la importancia de conservar los vestigios encontrados.
Expuso que esta investigación se gestó desde hace aproximadamente diez años en los que él y otros colegas han explorado la sierra, tiempo en el que han observado también la necesidad de que se proteja ante el acoso inmobiliario y el saqueo de piedras de este mismo sector, que contrario a lo que se piensa, tiene un gran valor además de geológico e histórico, económico.
Asimismo, indicó que, a pesar de que el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) tiene datados vestigios como los del Monte Uma hoy conocido como Cerro de Silva, de 7 mil a 9 mil años aC., hay investigaciones que establecen una antigüedad del año 500 al 1500 dC., para poderles dar una edad más temprana y justificar la destrucción, como se realizó en el ejido de Rodrigo en Villa de Reyes, donde se destruyó un yacimiento arqueológico para poder levantar el fraccionamiento Ciudad Maderas, que además está lleno de fallas geológicas.
Los hallazgos sobre antiguos pobladores
Rojano Guido explicó que estos yacimientos arqueológicos en la Sierra de San Miguelito tienen una gran importancia porque muchos de estos revelan cómo vivían las personas en esta serranía, cómo llevaban su día a día, cómo se movían en estos espacios y la forma en que los usaban.
“Cuando encontramos pinturas rupestres en estos sitios quiere decir que las personas ya habitaban ahí, al momento de modificarlos con las pinturas quiere decir que habitaban estos sitios (…) los símbolos indican que estas personas pasaron de ser cazadores-recolectores que hacían micro migraciones estacionales en parte del territorio y volvían a regresar a los sitios, fueron cambiando de nómadas a seminómadas porque empezaron a plantar el maíz”.
De igual manera, el investigador señaló que algunos de los vestigios hallados en Villa de Reyes y Villa de Arriaga revelan que las personas llevaron de un lado al otro la misma simbología, y por lo tanto había una conexión de varios grupos que manejaban iconografía, cosmovisión y medición de tiempo.
“Nuestra parte cultural de lo que sería la parte norte de Mesoamérica también era gente con cultura, no como nos han hecho creer que era gente incivilizada o salvajes que andaban desnudos o en taparrabos”.