Piperos en riesgo y un alcalde que lo hace posible

Por Victoriano Martínez

Si algo resulta posible en la Capital del Sí es poder manejar cifras impresionantes con afán propagandística sobre la atención a la contingencia por la escasez de agua que provocan las fallas en el acueducto de El Realito… así sólo se atienda una mínima parte y el descontento de los afectados permanezca como un riesgo latente para los operadores de las pipas.

A 174 días del homicidio de Alejandro Leija “Parchís”, asesinado en la colonia Valle Dorado la noche del domingo 3 de abril, el alcalde Enrique Galindo Ceballos reporta que un conductor de pipa fue retenido por algunas personas en una colonia de la zona metropolitana. “El pipero iba de buena fe, pero se le acabó el agua y le dijeron ‘ya no vas a regresar’”, dijo el alcalde.

Una situación similar a la que enfrentó “Parchís” ante vecinos desesperados por la falta de agua que, en aquel momento, Jesús Villa Gutiérrez, secretario de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) prácticamente atribuyó el asesinato a la falla en el servicio. “El fondo de las cosas es que El Realito no funciona como se debe y el servicio no se brinda como se debería dar”, dijo.

Galindo Ceballos reveló el caso del pipero “retenido” por vecinos de una colonia que no mencionó como quien cuenta una anécdota sin trascendencia y sin dar más detalles que afirmar que el asunto se resolvió con el envío de tres pipas adicionales para atender a los vecinos de ese lugar.

Una ligereza ante un asunto que tiene como antecedente la muerte de un operador de pipa ante circunstancias similares que no quedan plenamente resueltas con el envío de más unidades si nos atenemos a que la entrega de agua de esa manera está muy lejos de resolver el problema real del abastecimiento del agua potable.

El agua que viene de El Realito, según se reportó en el proyecto, aporta a la ciudad mil litros de agua por segundo, esto es equivalente a 86 mil 400 metros cúbicos al día.

Galindo Ceballos presumió que en las 30 colonias que se vieron afectadas por la falla del acueducto se abasteció por medio de pipas un total de 48 millones de litros de agua, es decir, 48 mil metros cúbicos.

La falla en El Realito comenzó el 15 de septiembre, cuando el alcalde aseguró que desde temprano se inició con un operativo de reparto de agua con más de 100 pipas.

El pasado 5 de agosto, el Ayuntamiento de San Luis Potosí asignó un contrato a la empresa Grupo Sarrero S.A. de C.V. por 40 millones 152 mil pesos, antes del IVA, para un servicio de 25 pipas con capacidad para repartir 400 metros cúbicos de agua por semana (20 viajes por pipa), es decir, 10 mil metros cúbicos a la semana equivalentes a 10 millones de litros.

Lograr repartir 48 millones de litros de agua con 100 pipas requiere que cada una haya realizado cuando menos 24 viajes.

Un reparto posible a lo largo de los siete días que ayer se cumplieron desde la reciente falla del acueducto de El Realito, pero que queda muy lejos de ser una solución al problema de abasto que provoca la desesperación de los afectados.

Repartir 48 millones de litros de agua en siete días representa que apenas se logra atender el 7.94 por ciento del abasto proveniente de El Realito.

Dicho en otros términos, se dejaría a nueve de cada diez afectados sin resolver su necesidad, lo que podría considerarse la proporción del riesgo de que surjan situaciones de desesperación que no sólo provoquen la retención de operadores de pipas como la que mencionó Galindo Ceballos, sino que pudieran llegar a situaciones más graves como el asesinato del 3 de abril.

No resulta nada anecdótico el caso del pipero “retenido” por colonos para exigir agua y mucho menos que se plantee a la ligera que se resolvió con el envío de tres pipas más. ¿Qué garantía tendrán los operadores de pipas de poder contar con pipas adicionales si se ven envueltos en una situación similar?

Es posible repartir 48 millones de litros de agua en siete días. Galindo Ceballos hace posible aprovechar lo voluminoso de la cifra para aparentar una gran respuesta ante el desabasto. Pero ante lo notoriamente insuficiente de la medida, el riesgo de una nueva tragedia para los piperos también resulta altamente posible.

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