Por Victoriano Martínez
Hoy en la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) será un día de definiciones que bien podrían desahogar las tensiones provocadas tras dos meses y once días de la toma del edificio por parte de un grupo de víctimas o, por el contrario, complicar la situación por el galimatías que resultó de los presuntos acuerdos para levantar la protesta.
Cuando a finales de abril las víctimas tomaron las oficinas de la CEDH, la demanda principal era la renuncia de la primera visitadora, Laura Aguilar, y que el personal de la Comisión las atendiera sin violentarlas.
El 10 de mayo, Giovanna Argüelles Moreno, presidenta de la CEDH, acudió al plantón frente a las oficinas del organismo para intentar convencer a las inconformes para que entregaran el edificio, pero no lo logró al indicarles que no podía correr a trabajadores sin razones jurídicas válidas.
La tarde del martes 2 de julio todo cambió, tras una reunión en Palacio de Gobierno. Funcionarios estatales y de la CEDH y representantes de las víctimas llegaron a acuerdos por los que las manifestantes aceptaron desalojar la cede de la Comisión, además de que se informó de la renuncia de Aguilar a la primera visitaduría.
Hasta ahí todo seguía la ruta de la causa original del plantón, salvo porque en la reunión también participó Juan Manuel Frías Sánchez, quien tenía pocos días de haber dejado el cargo de secretario ejecutivo de la CEDH. ¿En qué calidad participó en la negociación? Todavía se lo preguntan consejeros del organismo y algunas víctimas.
El hecho es que Frías Sánchez aparece en el primer punto de la minuta para retirar la protesta: “Solicitan que el licenciado Juan Manuel Frías Sánchez tenga nombramiento en el organismo con autonomía y toma de decisión”, se estableció en el documento.
Pocos en la propia CEDH saben cuáles fueron los motivos por los que Frías Sánchez había dejado el cargo que, como parte de la solución a la toma del edificio, se acordó su reinstalación. Sobre todo, porque se le ubicó como parte círculo de la presidenta y, tras su salida, presumían algún rompimiento con ella.
Si Frías Sánchez pertenecía al círculo de Agüelles Moreno y contra ella se han dado los mayores señalamientos por parte de las víctimas de la protesta, ¿por qué ahora aparece como beneficiario del movimiento de las manifestantes? ¿Qué y cómo se negoció el 2 de julio en Palacio de Gobierno?
El hecho es que la aparición de Frías Sánchez en la ecuación presuntamente resolutoria del conflicto complicó la operación. Restituirlo en el cargo implica desplazar de ese puesto a Miguel Ángel Carvajal Martínez, para quien, como víctima secundaria de la negociación, se acordó nombrarlo primer visitador para suplir a quien renunció a esa posición.
Todo parecía encajar. Agüelles Moreno renombraría a Frías Sánchez como secretario ejecutivo y Carvajal Martínez se convertiría en primer visitador… salvo porque ese nombramiento es responsabilidad del Consejo de la CEDH y se decide a partir de una terna.
Los participantes en la reunión del Palacio de Gobierno el 2 de julio no podían decidir a nombre del Consejo y mucho menos hacer tal compromiso en una minuta.
El 5 de julio, en sesión extraordinaria de la CEDH, la consejera Claudia Espinosa Almaguer cuestionó la terna para elegir a quien ocuparía la primera visitaduría “en el interés de hacer notar que la terna presentada no cumple con la ley” y denunció haber sido agredida por Carvajal Martínez.
“La autonomía es de la institución no puede pervertirse en interpretaciones subjetivas”, escribió Espinosa Almaguer en su cuenta de Facebook.
El pretendido avasallamiento –intencional o no– de la autonomía del Consejo impidió que se cumplieran cuando menos dos puntos de la minuta y provocó que se volviera a reinstalar el plantón frente a las oficinas de la CEDH, aunque sin impedir el acceso al edificio.
Es probable que para la sesión de hoy se haya subsanado la falta de documentación de los integrantes de la terna para elegir la primera visitaduría, pero ese no era el único obstáculo sobre la posibilidad de designar a Carvajal Martínez.
La votación que hoy se dé, además de representar una prueba sobre la autonomía del Consejo, mostrará qué tanta convicción se tiene en el organismo para cumplir acciones afirmativas con relación a la equidad de género. La primera visitaduría estaba ocupada por una mujer y, en consecuencia, quien la sustituya también tendría que ser mujer.
Un panorama en el que, al final, el movimiento de las víctimas que por dos meses y once días tomaron la CEDH poco tiene que ver con sus demandas originales y se convirtió en un estira y afloja para reacomodos internos dentro del organismo. Nadie sabe para quién trabaja.