María Ruiz
Las personas trans en México aún enfrentan obstáculos estructurales en salud y economía, lo que impacta directamente su calidad de vida. Daniela Muñoz-Jiménez, médica cirujana y activista, subrayó la urgencia de atender estas problemáticas de manera integral, principalmente la necesidad de una especialidad médica enfocada en esta población, pues actualmente no existe en el país ni en el mundo.
Durante la celebración del tercer aniversario de Casa Orquídea A.C., refugio para la comunidad LGBTQ+, Muñoz-Jiménez enfatizó que la falta de conocimiento y sensibilidad en el sector salud deriva en violencia y exclusión.
“El problema es que cuando nos tienen que atender, las instituciones públicas y privadas no saben cómo, no quieren hacerlo o lo hacen con violencia”, señaló.
Uno de los principales desafíos es el acceso a tratamientos hormonales seguros. La falta de cobertura en instituciones de salud obliga a muchas personas trans a recurrir a la auto hormonización, lo que puede generar complicaciones graves.
“El gobierno termina gastando tres veces más en reparar estas complicaciones que lo que invertiría en garantizar el acceso a los medicamentos”, explicó la especialista, además de señalar los riesgos en otros ámbitos médicos como complicaciones por biopolímeros, diabetes e hipertensión.
Para enfrentar esta situación, Muñoz-Jiménez propuso una serie de acciones urgentes: primero, modificar la Ley General de Salud para incluir a las personas trans; luego, desarrollar guías de práctica clínica específicas y garantizar su aplicación; finalmente, crear una especialidad médica enfocada en la atención integral de esta comunidad.
Además del acceso a la salud, la discriminación económica es otra barrera importante. A pesar de que la población trans genera aproximadamente 12 mil millones de pesos al año, sigue sin ser reconocida en la economía formal.
“Nos obligan a emprender porque no nos integran al mercado laboral. Lo que hace falta es que no nos impidan ser, como entes aportadores de la economía”, expresó.
Por su parte, Francisco Olvera, director y fundador de Casa Orquídea, destacó los logros del refugio en estos tres años, donde han brindado alojamiento a 42 personas LGBTQ+ y servido más de 42 mil 300 platos de comida a personas de la comunidad, en situación de calle y adultos mayores.
No obstante, Casa Orquídea enfrenta desafíos para su permanencia, ya que aún buscan un espacio más adecuado para seguir en operación. Olvera invitó a la población a conocer el trabajo que realizan y apoyar para garantizar que estos servicios lleguen a quienes más lo necesitan.