Poder (gallardista) Verde

Octavio César Mendoza

José Ricardo Gallardo Cardona debe sentirse más que satisfecho con el escenario de triunfo que se vivió el pasado sábado en el Centro de Convenciones de San Luis Potosí, donde más de diez mil personas acudieron a respaldar su proyecto de Gobierno hacia el 2027 y más allá, bajo el banderazo de arranque de afiliación del Partido Verde a nivel nacional, encabezado por el propio gobernador y la presidenta nacional de dicho instituto político, Karen Castrejón. El mensaje es claro: incluso si MORENA se resiste a mantener la alianza para competir a solas, debe saber que el respaldo popular del movimiento gallardista es el combustible que mueve a esta maquinaria de votos. Es mejor negociar la alianza para el reparto de cuotas de poder, sin ánimos personalistas.

Dentro de la oposición, si existía alguna duda respecto a la posibilidad de que el Verde mostrara un músculo poderoso en cuanto a la movilidad territorial de su ejército electoral, esta quedó disipada cuando el espacio habilitado quedó anegado y rebasado por la ola verde. Las críticas de dicha oposición se vuelven anodinas cuando deben estar preocupados de que lo demostrado no se trata sólo de lealtades y disciplina, y mucho menos de adhesiones forzadas o participación condicionada, sino de convicción personal en la pertenencia al equipo ganador, lo cual se ha venido construyendo bajo el amparo de un plan de trabajo gubernamental que brinda las suficientes satisfacciones al electorado como para que éste reitere su compromiso de seguir otorgando su apoyo en las urnas.

Esto incluye a servidores públicos, alcaldes, legisladores, organizaciones sociales y un muy amplio abanico social que considera a la oposición como una apuesta fallida; en tanto que ésta sólo espera mantener sus reductos de poder (incluida la Capital del Estado) a como dé lugar, negociando todo lo que sea negociable con el propio JRGC con la finalidad de sobrevivir. Nadie que se integre a un proyecto político que da cobijo y posibilidad de crecimiento a sus militantes está ahí bajo amenaza, es obvio. Los intereses personales se vuelven colectivos cuando se tejen dentro de un enorme marco de posibilidades hechas a la medida de cualquier tipo de ambición política. Y siendo objetivos, puedo decir que si el Gobernador fuera azul, ganaba el PAN; y si fuera guinda, ganaba MORENA. Hasta si fuera rojo, ganaba el PRI.

El verdadero movimiento social detrás del Partido Verde en San Luis Potosí es el gallardismo, que ha estallado en el aire los misiles de cooptación o ruptura lanzados desde el exterior a través de medios de comunicación, creación de narrativas de negocios ilícitos, amenazas de venganzas iracundas, desgarramiento de vestiduras ante el manejo del poder, circulación de encuestas cuya realidad distorsionada de una competencia a tres fuerzas sólo dan falsas esperanzas a quienes las pagan, y llamados desesperados a volver a los tiempos de las hegemonías clasistas, oligárquicas, y tejido de redes de corrupción solapadas por conveniencia de grupos que se adueñaron de los partidos políticos de antaño. El gallardismo es una estructura popular comprometida no sólo por la obtención del poder, sino por el cumplimiento de sus agendas y promesas, y porque la palabra del mandamás se cumple sí o sí.

Conforme avancen los procesos internos de cada partido, se hará más visible la tendencia a formarse en la fila del Partido Verde, y más propiamente del gallardismo, para lograr aquello que no ha sido ni será posible lograr en sus propios institutos electoreros que sólo benefician a los mismos, a unos cuantos, y a los de siempre. En la misma proporción de la expresión de fuerza que demuestra la ola verde, se empezarán a desmoronar los ánimos de la oposición al grado de perder por paliza la elección constitucional del 2027. En ese sentido, se requiere de mucha inteligencia y muchos recursos materiales y operativos para dar batalla a quien, desde hoy, está anticipando nuevamente el triunfo de su proyecto político: José Ricardo Gallardo Cardona. Y si molesta, disculpen la sinceridad: yo sólo soy un estudioso de los fenómenos políticos, y observo que de 526 mil votos, se dará un salto hacia los 650 mil.

Sí: San Luis Potosí seguirá siendo verde, y el Partido Verde se lo deberá agradecer al gallardismo. Por eso, MORENA debe repensar en el diseño de una campaña que, con todo y logos y disposiciones de cambiar de guinda a rosa los chalecos de sus servidores, debe comenzar por medir sus verdaderas capacidades de movilización de estructuras territoriales, en lo que ya van tarde porque no las están creando con la celeridad suficiente como para ponerse al tú por tú ante el gallardismo, y que una eventual alianza con el PAN no le va a generar, porque este último partido está muerto en San Luis Potosí; y ni hablar de que lo intente con el PRI: este instituto político sabe lo que significan y valen las cargadas. El tricolor está más cerca del color verde que del rojo. Y hay un alcalde que ve cada vez más lejos ser el abanderado de uno u otro. Triste escenario para ellos, pero feliz para el líder del Potosí: tiene la sartén por el mango.

La única esperanza para MORENA en San Luis Potosí es una campaña desde la Federación contra el Estado, que incluya manita de puerco, calzón chino, dispersión focalizada de recursos, y una candidatura realmente fuerte y llamativa. La verdad, más allá de la simpatía que despierta Rosa Icela Rodríguez (quien es la única que cumple con esta característica y tendría el respaldo absoluto de la presidenta) yo no cambiaría el sitial de la segunda persona más poderosa del país por un buen pleito contra un aliado fundamental del obradorismo; aliado Verde que ha crecido tanto que se puede considerar la futura segunda fuerza electoral a nivel nacional, y que tiene en sus haberes una gubernatura de donde tomará el ejemplo para replicar el modelo de liderazgo gallardista en otros Estados.

Mis respetos para todas y todos, mi admiración para una y otro, y mi amistad y mis mejores deseos para quien intente oponerse a la ola Verde; pero cuando se impone la inteligencia, ganan hasta los perdedores y, sobre todo, el pueblo al que se gobierna. Es mejor pensar en la negociación inteligente que en el apasionamiento obnubilado. En ese sentido lineal y ciertamente lógico, sólo tengo un breve consejo para ustedes:  No se dejen llevar por el canto de esos leviatanes (que no sirenas) que se mueven desde los mundos abisales del resentimiento, la envidia y el odio hacia el gallardismo. Desde todos los tiempos, los gobiernos exitosos son objeto de las más iracundas narrativas de sus opositores. Este es el momento en el cual se puede romper esa inercia histórica, y es hora de sentarse a la mesa, para que el PVEM y el MORENA vayan en alianza en San Luis Potosí nuevamente. Eso asegurará medio siglo de ejercicio de poder, y un avance inimaginable para el progreso del corazón geográfico de México. Y a todas y a todos tocará su turno de ser parte de esa historia de futuro promisorio.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.

Es poeta, escritor, comentarista y consultor político. Actualmente ocupa la Dirección General de Estudios Estratégicos y Desarrollo Político de la Secretaría General de Gobierno del Estado. Ha llevado la Dirección de Publicaciones y Literatura de la Secult-SLP en dos ocasiones, y fue asesor de Marcelo de los Santos Fraga de 1999 a 2014, en el Ayuntamiento y Gobierno del Estado de SLP, y en Casa de Moneda de México. Ganador de los Premios Nacional de la Juventud en Artes (1995), Manuel José Othón de Poesía (1998) y 20 de Noviembre de Narrativa (2010). Ha publicado los libros de poesía “Loba para principiantes”, “El oscuro linaje del milagro”, “Áreas de esparcimiento”, “Colibrí reversa”, “Materiales de guerra” y “Tu nombre en la hojarasca”.

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