Por Victoriano Martínez
¿A cuántos potosinos les importa que Héctor Mauricio Ramírez Konishi renuncie al PRI para irse a Movimiento Ciudadano?
¿Qué tanto le puede preocupar a los ciudadanos que el senador Marco Antonio Gama Basarte se pronuncie porque la menguante militancia panista vote a favor de Josefina Salazar Báez para la dirigencia estatal del PAN?
¿De qué manera altera la vida cotidiana de la población el hecho de que los diputados priístas se sientan agraviados por la renuncia de Ramírez Konishi?
¿Qué tan perturbada puede sentirse la población porque quienes integran el grupo parlamentario del PAN tengan diferencias en torno a la elección de la dirigencia estatal de su partido?
¿Cuántos estuvieron con pendiente por saber que Enrique Galindo Ceballos, el primer priísta del Estado, también sería reconocido por el PAN e, incluso, integrado como miembro del comité directivo municipal de ese partido?
¿A cuántos potosinos les preocupó que Yuriko Marlaine Reséndiz Jiménez haya sido expulsada del PAN por haber sido candidata de MORENA y ahora no podrá votar en la elección de dirigente estatal de Acción Nacional? ¿O que para su salida de ese partido le hayan falsificado la firma?
¿Cuántos interesados hubo en buscar información sobre las descalificaciones entre las candidatas a la dirigencia estatal panista y la preocupación del actual dirigente, Juan Francisco Aguilar, porque ese tipo de posturas no le abonan al PAN? Quizá algún panadero de profesión pensaría que en lo que deberían pensar es en buscar una buena levadura.
¿Cuántos potosinos lamentaron y se sintieron tristes porque Alejandro Lozano González “Boris” haya renunciado a su militancia panista?
¿Cuántos esperaban con ansias la explicación de Mario Delgado, dirigente nacional de MORENA, para responsabilizar a Mónica Rangel Martínez del fracaso electoral de su partido el pasado 6 de junio en San Luis Potosí, como si él no hubiera trabajado a favor de su cómplice Ricardo Gallardo Cardona?
¿Cuánto sería el interés de los potosinos por ver llegar a una delegada de MORENA y, sobre todo, que se pronunciara por declarar a la administración de Gallardo Cardona como parte de la Cuarta Transformación?
¿Qué tan importante les resultaría a los potosinos que Octavio Pedroza Gaitán, ex candidato panista a la gubernatura, asomara tímidamente la cabeza para apoyar a Verónica Rodríguez como candidata a la dirigencia estatal del PAN?
¿A cuántos potosinos dejaría preocupados la impugnación del PVEM en contra del nombramiento de Paloma Blanco como presidenta del Consejo Estatal Electoral y de Participación Ciudadana, y cuántos sentirían alivio cuando el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación la declaró infundada?
¿Cuántos potosinos vivirán con el Jesús en la boca por saber si se concretó o no la alianza del Partido Conciencia Popular con el Partido Nueva Alianza para fundar el Partido Conciencia Mexicana, con carácter nacional?
Así la información que se genera desde los partidos políticos y sus militantes. Completamente centrados en sí mismos y su politiquería.
Pocas aportaciones al debate sobre los asuntos públicos y una nula actividad como representantes de una parte de la sociedad. El interés público les estorba.
No vigilan la actuación de sus oponentes y resulta obvio que no lo hagan, porque quienes los integran no tienen la certeza de que el día de mañana estén militando en el partido de enfrente.
No hay sistema de partidos. Es un burdo sistema de acceso a los cargos públicos cuya única convicción es montarse en el carro que les ayude a no quedar fuera del presupuesto.
Pero es la información que generan y va quedando registrada como un recuento del proceso de denigración de la política… por muy importantes que se sientan con sus posturas politiqueras.