Madrid, España (03 de enero de 2017).- Muchos conductores han experimentado alguna vez lo que se conoce como síndrome de ira al volante. Cuando sufren un percance en el coche, aunque sea leve, como un atasco o un pequeño roce, manifiestan una sensación de rabia progresiva que les puede llevar a perder el control. La violencia que a veces despliegan sus protagonistas, desde insultos hasta agresiones físicas, les sorprende incluso a ellos, pues a menudo se trata de individuos pacíficos que nunca pierden los nervios de esa manera. Pero ¿por qué les ocurre cuando conducen?
Hay ciertos rasgos de la personalidad que se ven acentuados por el estrés que produce el tráfico. La Universidad de Temple, en Filadelfia, llevó a cabo una investigación que mostraba que ciertos individuos eran más propensos a sufrir este tipo de ataques. Según parece, aquellos con tendencia a la competitividad y a exhibir su estatus pierden los papeles con más facilidad. Sucede lo mismo con los más narcisistas, que tienden a saltarse las normas comunes porque se creen por encima de los demás y tienen poca paciencia con los errores ajenos.
El mismo estudio encontró que los hombres suelen ser conductores más agresivos. Además, la gente se siente menos observada en su coche y puede así gritar e insultar sin sufrir la censura pública. Asimismo, es más fácil perder la empatía porque resulta sencillo deshumanizar a los otros conductores.
Fuente: Muy Interesante.