María Ruiz
Gabriela Silva, cofundadora y coordinadora legal de una organización dedicada a los derechos de las mujeres y las infancias, además de ser creadora del proyecto digital Abogada Disruptiva, compartió su perspectiva sobre la problemática del grooming y la violencia digital, así como su impacto profundo en niñas, niños y adolescentes potosinos.
Según Silva, este tipo de violencia es una consecuencia directa del contexto de desigualdad y vulnerabilidad que vive el estado de San Luis Potosí, donde persiste la Alerta de Violencia de Género en varios municipios.
“Aunque se ha levantado en algunas zonas, muchas medidas de esta alerta aún deben implementarse porque el problema no ha desaparecido”, comentó.
El grooming, explicó, es un fenómeno que no solo afecta a mujeres adultas, sino también a infancias y adolescencias, siendo preocupante la falta de denuncias. Este delito en el que un adulto manipula a menores a través de medios digitales para su explotación, puede desencadenar en crímenes graves como la trata de personas, violaciones o abusos sexuales.
“Es esencial que como sociedad entendamos que el grooming no ocurre solo en grandes ciudades, sino también en comunidades más pequeñas y en lugares donde las tecnologías se han convertido en una puerta de acceso a los menores”, afirmó Silva.
Dijo también que en regiones como Matehuala los feminicidios han disminuido, pero las muertes violentas y la trata de personas se mantienen como problemáticas graves.
“El uso de redes sociales y plataformas digitales sin supervisión adecuada pone en peligro a niñas y niños. Los videojuegos con chats abiertos, las solicitudes de empleo falsas y las relaciones aparentes son ejemplos de cómo estos delitos pueden iniciarse”, agregó.
Gabriela enfatizó en la necesidad de que tanto padres como educadores se involucren activamente en la prevención, pues el mayor reto es la falta de acciones preventivas en todos los niveles.
Subrayó que en las escuelas deberían enseñarles a las infancias y a las juventudes a detectar señales de peligro y a denunciar situaciones sospechosas, pero también es fundamental capacitar a padres y profesores.
“A veces no saben qué hacer cuando se enfrentan a casos de violencia digital, y eso limita la posibilidad de actuar a tiempo”, señaló.
También destacó la importancia de generar canales de comunicación seguros en las aulas, para que niñas, niños y adolescentes puedan expresar sus inquietudes sin temor a ser castigados o ignorados.
Otro punto crucial es el acompañamiento integral a las víctimas. Silva mencionó que la reparación del daño no debe limitarse a lo jurídico.
“La verdadera justicia incluye apoyo emocional, psicológico y social, especialmente en casos que involucran a menores. No basta con castigar al agresor si las víctimas no reciben la atención que necesitan para sanar”.
Finalmente, Gabriela hizo un llamado urgente para que el Estado invierta en estrategias de prevención.
“El presupuesto de seguridad se centra demasiado en medidas reactivas, como aumentar policías, pero si no se trabaja en la prevención, estos delitos seguirán ocurriendo. Es necesario hablar de estos temas, no esconderlos, porque solo así podremos proteger a nuestras infancias y romper el ciclo de violencia”.