Ciudad de México (19 de agosto de 2016).- El asunto ha sido abordado casi siempre desde la óptica masculina. Las féminas opinan sobre ellos, dicen que son varoniles, que se ven bien. El tema de las mujeres calvas va por otro camino, e implica desajustes hormonales,estrés, dietas adelgazantes. Eso sí, tanto ellos como ellas deben aceptar que una vez que se instala la calvicie en su cabezas, es muy difícil revertirla.
La materia prima: una cabellera normal, igual para unos que para otras, tiene unas 100 mil unidades. Con esa cantidad se llega al mundo y con ella se parte del mismo, si en los años intermedios no mengua el número por factores genéticos y ambientales. El organismo tiene entre 33 y 38 ciclos de pelo; cada uno registra una vida media de tres años. Si la secuencia no se viera interrumpida o alterada, nadie debería quedarse calvo antes del centenario. Si los ciclos se aceleran y duran la mitad, se agotan antes. Aparece el calvo(a).
Es normal que al peinarse se caiga alguno que otro cabello. ¿Cuántos es normal? Los expertos encienden los focos de alarma si son más de 100 –que ya son un puño considerable–.
Dicen que los calvos son más viriles, y no sólo por su aspecto recio; la teoría popular cuenta que la razón es que tienen niveles más altos de la hormona testosterona, lo que los hace más masculinos y aumenta su potencia sexual, al tiempo que se les cae el pelo. La verdad es menos romántica, y un poco más compleja.
Es cierto que la pérdida del cabello depende de la testosterona. En 1960, James B. Hamilton, doctor de la Universidad de Yale, estudió a 21 chicos a los que habían castrado (práctica que se aplicaba a veces cuando los niños eran diagnosticados con problemas de conducta o mentales); les dio seguimiento hasta los 18 años, y no encontró signos de que estuvieran desarrollando el patrón masculino de la calvicie a medida que crecían.
El hallazgo de Hamilton parecía indicar que altos niveles de testosterona pueden resultar en calvicie; la verdad es que el nivel es irrelevante mientras haya alguna cantidad de la hormona presente. Es decir, castrados que quizás retengan su pelo, o no, igual que hombres con niveles bajos de testosterona que lo pierdan o lo retengan. La respuesta es la genética, no la cantidad de la hormona circulando en el torrente sanguíneo.
En la mujeres, si bien son menos casos y más amplio el menú de alternativas para disimularla, las que padecen alopecia la pasan fatal. Las causas son muchas y entrañan factores como el embarazo, el parto, la menopausia; episodios marcados, con fechas precisas, y daños –como la pérdida de cabello–, en ocasiones, permanentes.
Las estadísticas aseguran que al menos en España, 80% de las mujeres que acuden a consulta por este motivo ya ha probado algún tratamiento farmacéutico (vitaminas) o cosmético (ampollas). Según los expertos, no existe ningún champú que haga crecer el pelo.
En México la estadística habla de que 20% de la mujeres mayores de 50 años sufren de alopecia, mientras que en los hombres el porcentaje sube a 60%. En total, hay más de 13 millones de mexicanos con algún tipo de alopecia en el país, de acuerdo con cifras de 2014, de la firma Piel Clinic.
“Es muy importante que las mujeres sepan que hay diferentes tipos de alopecias y que existen tratamientos para frenar la caída. Deben acudir al dermatólogo para que valore la causa y haga un diagnóstico adecuado”, subraya Ricardo Ruiz, jefe de la unidad de Dermatología de la Clínica Ruber de Madrid.
La calvicie se rodea de mitos, se envuelve en misterio en ocasiones, y burlas y críticas en otras circunstancias. Parece ser que se le buscan explicaciones justo porque la manera en que aparece es aleatoria; no obedece a un orden particular, o a una secuencia lógica.
Lo único cierto, es que si el pelo lo abandona, busque ayuda y écheles la culpa a sus padres; al final de cuentas ellos le pasaron los genes, y ahí está gran parte de la responsabilidad.