Óscar G. Chávez
De entre el amplio repertorio de enfermedades políticas que aquejan a San Luis Potosí, estado y capital, destaca por su persistencia lo que puede denominarse como síndrome de María Expropiación Petronila Lascuráin y Torquemada o Chimoltrufia, como se le conoce de manera coloquial, en el que como dicen una cosa, dicen otra. Si bien, este mal puede ser común a cualquier persona y entorno, se sabe que de manera reiterada ataca por igual y sin distinción a funcionarios estatales y municipales.
Los ejemplos sobran y alcanzan a muchos, el ejemplo más claro puede ser el alcalde de la capital que un día y durante algunos meses pontifica sobre la importancia y necesidad de que la delegación de Villa de Pozos sea erigida como municipio, para después (hace unos días) sostener la inviabilidad de la propuesta. El doble manejo del discurso según las necesidades del momento; antes era redituable decir que debería serlo mientras que hoy reditúa lo contrario.
Pero no sólo se trata del alcalde, quien aporta un ejemplo entre muchos; tampoco es cosa exclusiva del actual gobierno o de los legisladores del momento, ya que en mayor o menor grado todos acaban incurriendo en lo mismo y, de igual manera, nunca falta el comedido corrector que con sapiencia y al más puro estilo foxista acaba afirmando: lo que el señor fulano o la señora mangana quiso decir es que…
Viene también al caso un exaspirante a la alcaldía de la capital quien en su momento señaló que los Gallardo (así en plural) cometían tal cantidad de tropelías entre los ciudadanos pero por fortuna él y los suyos acabarían con el mal y con su cuerpo y vida, de ser necesario, protegería a los potosinos. Mal inicio, tiempo después acabaría genuflecto y agradecido en discurso y formas con aquellos que tiempo atrás desacreditó hasta el denuesto. Gajes del oficio, necesidades de los tiempos, lingüística según ánimos.
En mayo de 2022 el gobernador Ricardo Gallardo en medio de sus frenéticas aficiones de esteta y constructor de puentes nos dio conocer un muy personal y preciso diagnóstico en el que determinó que sólo un año de vida útil le quedaba al puente que sobre avenida Universidad cruza las vías del ferrocarril. “Ya los peritos sacaron los problemas del puente de Universidad, le queda menos de un año de vida, entonces no podemos arriesgarnos hasta dentro de un año” fue la sentencia del gobernador; su secretaria de Obras Públicas fue más allá: riesgo inminente de derrumbe.
Poco después de este anuncio, el primero de julio de 2022, el portal oficial de Gobierno del Estado comunicaba: “El Gobernador de San Luis Potosí Ricardo Gallardo Cardona, informó que ya presentó a directivos de Kansas City Southern de México (KCSM), el proyecto de rehabilitación del puente de avenida Universidad, cuya obra contempla la intervención de los pilotes y bases, así como el reencarpetamiento de la superficie de rodamiento, en apoyo a la seguridad de las familias con la rehabilitación de vialidades urbanas.
Por otro lado, el Mandatario Estatal [sic] remarcó que la empresa ferroviaria próximamente comunicará la autorización para la rehabilitación de este puente, que, “ya urge arreglarlo, no queremos que vaya a pasar una desgracia…“.
La ya próxima autorización nunca llegó, y en octubre del mismo año el gobernador ala tiempo que acusaba arremetíacontra la KCSM: “En la condición que está ahorita no se pudiera generar un puente mejor, se tendría que hacer igual o utilizar la misma estructura, por eso nos hemos detenido, ellos son muy lentos para dar los permisos. Son muy soberbios, esa es la realidad”.
Dos años y dos meses han pasado desde aquella fatwa sobre el puente, lo cierto es que se mantiene en pie y el prometido no se construye aunque ya poco debe faltar.
La (mi) lógica hace suponer que la empresa otorgó el permiso pero el recurso no fue asignado o bien, fue dilapidado canalizado a otras necesidades de la administración estatal. Fundo mi suposición en las recientes declaraciones de Guadalupe Torres, secretario general de gobierno, quien muy horondo y luego de un fuerte operativo policial contra opositores a una ampliación de las vías férreas, presumía las relaciones de gobierno con la ferroviaria: “Con Kansas City tenemos muy buena relación, incluso había un conflicto con los vecinos de las Terceras por una ampliación de una tercera vía y acordamos que van a cuidar mucho la forma en que hacen sus maniobras, para que no afecten a las viviendas de la localidad.”
Al margen del violento desalojo y de la criminalización de una legítima protesta social (que definitivamente da para un análisis detallado, sobre todo por la operación política del gobierno, la recurrente falsedad en cifras y otros aspectoscomo el silencio del Ayuntamiento), algo no embona o alguien miente.
Entonces, tenemos un gobernador que señala que la empresa con la que “tenemos muy buena relación” no permite la realización del puente (que a más de un año no se ha venido abajo) por lenta y soberbia, pero por otro lado su segundo señala que todo con esa empresa está muy bien, al grado que les controlaron a los vecinos para que aceptaran las obrasque afectarán no sólo su colonia sino también el rumbo.Pónganse de acuerdo.
Al margen de esto: ¿en realidad presentaría el gobernador un proyecto a la ferroviaria?
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.