Por: Eduardo Delgado.
“Que bonitas piernas.., ¿a qué horas abren?”, acosaba sexualmente a Karla del Carmen Pontigo Luccioto el dueño y gerente del antro Play Club, Jorge Vasilakos Reyes.
Declaró ante el Ministerio Público el novio de la joven de 22 años de edad, cuyo deceso fue registrado el 29 de octubre de 2012 en el Hospital Central “Ignacio Morones Prieto”, aproximadamente a la una de la madrugada. De ello precisamente hoy hace cuatro años.
Testimonios sobre el acoso de que Karla era víctima no los tomó en cuenta la Procuraduría General de Justicia del Estado, entonces encabezada por Miguel Ángel García Covarrubias, según la sentencia aprobada por unanimidad en la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia Nación, al ejercer su facultad de atracción del caso el primero de julio de 2015.
La sentencia 429/2014 –a disposición pública en la página web de la Suprema Corte– consta de 84 páginas.
En el apartado de “ANTECEDENTES DEL CASO”, la resolución refiere las declaraciones ministeriales de familiares, el novio, compañeras y empleados del antro donde Karla trabajaba y, según autoridades, “chocó” contra una puerta de vidrio.
Los nombres, incluido el de la víctima, aparecen testados, pero la identidad de unos son del conocimiento público, como el de Karla, su mamá, el hermano y el propietario, contra quien las autoridades ejercitaron acción penal, pero por homicidio culposo.
El 6 de noviembre de 2012 el novio declaró que tenían tres meses de noviazgo y que en una ocasión Karla le comentó que un hombre, hermano de (se infiere que del dueño), “le dio una nalgada” y que ella se fue al baño a llamarle a él para pedirle que pasara por ella.
Dijo que a veces se ponía de acuerdo con el hermano de Karla, Fernando Pontigo, para pasar a recogerla al antro. Entraban como clientes y veían que el dueño “estaba sentado en una mesa junto con las animadoras y les ofrecía de beber”.
Una vez vio que una de las animadoras y Jorge Vasilakos subieron al tercer piso, “tardándose alrededor de hora y media a dos”.
También relató que cuando otra edecán se despidió del gerente y propietario con un beso en la mejilla, quien la “tomó del hombro y la regresó hacia él para darle un beso en la boca”.
Por todo ello, el novio acordó con su cuñado que procurarían no dejar a Karla sola, a quien ese mismo día, al salir ella de trabajar, le comentaron lo sucedido. Ella les contestó que “así era”.
El novio le replicó que no quería ver que ese señor la tratara igual y ella le aseguró que ella “siempre lo mandaba a volar”.
En su declaración ministerial agregó que el dueño del antro le llamaba a Karla a su celular, “con el pretexto de qué ropa tenía que vestir en el trabajo”.
También que en un principio a Karla le pagaban en el antro, pero luego Jorge Vasilakos iba al SPA a pagarle, donde “pedía masaje y solicitaba que fuera ella quien se lo diera”.
Testimonió que Karla le comentó varias veces que cuando llegaba a trabajar, Jorge Vasilakos le decía “que se veía muy bonita, que haber cuando ‘aflojaba’.
Igual solía expresarle: “Qué bonitas piernas.., ¿a qué horas abren”, a lo que Karla le respondía que nunca, lo que molestaba a Vasilakos.
Karla le comentó que Vasilakos le dijo, a manera de regaño, que no quería que él y su hermano fueran a recogerla porque la distraían. Después el personal de seguridad les negó el acceso.
Una semana antes del “accidente”, su pareja le reveló que al gerente le molestaba que cuando sus amigos iban a Disco Play la saludaban de beso.
La versión del novio coincide con la de la mamá de la joven, Esperanza Luccioto, quien en su declaración inicial manifestó que el dueño del antro iba a buscar a su hija al SPA.
El 23 de noviembre la madre amplió su declaración para señalar que el gerente iba al SPA a pagarle a Karla el sueldo, solicitaba sus servicios y que frecuentemente le llamaba a su hija.
En el hospital, un médico le dijo que la amputación de la pierna derecha de Karla no se habría producido con un vidrio y que al verla ella misma en el hospital observó que su hija “tenía un ojo muy hinchado y el labio morado, como si se lo hubieran querido arrancar con una mordida”.
En el Servicio Médico Forense una doctora le informó que tenía los labios vaginales “muy inflamados”, con rasgadura, producida de una relación forzada.
Desde ese momento, en su segunda comparecencia ante el representante social, la mamá responsabilizó al gerente de cualquier cosa que le pudiera suceder a ella, su familia, bienes y abogados.