Por Victoriano Martínez
“¿Qué van a decir los Meade y el padre Peñalosa?”, se pregunta José Antonio Meade Kuribreña, candidato presidencial del PRI en un video dirigido a los potosinos. Y en su respuesta afirma que se sienten orgullosos de San Luis Potosí.
¿Qué le va a decir Juan Manual Carreras a José Antonio Meade en su tercera visita?
He aquí algunas sugerencias que, desde luego, sería iluso pensar que Carreras –quien lo que platica en privado, afuera lo niega– sería tan sincero como para tomarlas en cuenta. Pero, si los potosinos lo saben, lo especulan, lo presumen…
Podría exponerle cómo bien puede Meade despreocuparse por el arrastre que la gallardía puede tener con la compra de votos que pagó en abonos chiquitos de despensas y garrafones durante lo que va del trienio, porque en 2015 ese arrastre fue diferenciado y muchos de los que votaron por Ricardo Gallardo Juárez para alcalde lo hicieron por él (Carreras) para gobernador.
Carreras tranquilizaría mucho a Meade con la historia de los votos gallardistas negociables a favor del PRI, y tal vez con él podría asincerarse y contarle cómo y hasta dónde se puede comprometer con los Gallardo para tener su apoyo, como lo hizo para lograr la gubernatura.
Contarle esa historia a Meade podría ayudarle a Carreras a justificar por qué, a pesar de contar con muchos elementos para poner un alto a las actividades abiertamente delincuenciales en las que ha incurrido el alcalde con licencia, Ricardo Gallardo Juárez, éste hoy encabeza la principal corriente política que augura una debacle peor que la de hace tres años para su partido, el PRI.
Tal vez así Carreras lograría convencer a Meade del porqué, a pesar de las denuncias penales presentadas por diversos grupos de la sociedad civil contra el alcalde con licencia, y de la mucha información que afirmó tener sobre los actos ilícitos de Gallardo Juárez, no movió un solo dedo para impulsar que se aplicara la ley y se protegiera el interés común de los potosinos.
Podría Carreras incluso justificar ante Meade que, desde la sociedad civil potosina, se le vea como un gobernador cómplice de la corrupción que impera en el estado y protector de clóset de la gallardía.
Carreras tendría, por supuesto, que revelarle a Meade lo que los potosinos se preguntan: ¿Cuál es la razón por la que no actúa contra los Gallardo? ¿Qué le saben que prácticamente lo anulan como gobernador?
Seguro Carreras podría decirle a Meade que se trata de un sacrificio de piezas menores para ganar una pieza mayor. En 2015 se sacrificó a Manuel Lozano Nieto y su aspiración a la alcaldía con tal de ganar la gubernatura.
Si así se pudo hacer en 2015, le diría Carreras a Meade, la historia se repetiría en 2018, aunque en esta ocasión prácticamente se sacrificaría al PRI en el estado –de por sí ya sacrificado por su omisión cómplice de la corrupción– con tal de que el candidato presidencial lograra los 400 mil votos que se le podrían conseguir.
Claro, la mala noticia para tanta argumentación posible por parte de Carreras es que 400 mil votos no pintan ante la inmensidad de votación que Meade necesita para remontar ese humillante tercer lugar que ocupa en las encuestas.
Así que, ante todo esto, ¿qué va a decir el Meade…?