Ciudad de México (17 de marzo de 2016).- El insomnio es el trastorno más común de las enfermedades del dormir y en el país es más frecuente en mujeres que en hombres en proporción de dos a uno, señaló el director de la Clínica de Trastornos del Sueño de laUNAM, Ulises Jiménez Correa.
Explicó que esto es una “situación que tiene que ver con factores psicológicos, hormonales, como la menopausia y el síndrome premenstrual. Los estilos de afrontamiento y la personalidad de ellas que se preocupan más por ciertas cosas, también las hace más proclives a padecerlo”.
En un comunicado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), recomendó acudir a un centro especializado al no conciliar el sueño al menos tres noches por semana durante un mes.
Otro problema son los ronquidos y la apnea: pausas respiratorias durante el sueño y son los varones mexicanos quienes tienen más trastornos respiratorios del sueño. “Somos dos a uno más roncadores y tenemos más dificultades con la apnea”.
Si bien los trastornos del sueño también dependen de la edad, existen perturbaciones menos frecuentes, como rechinar los dientes, caminar o presentar conducta sexual, alimenticia o violenta mientras se duerme, denominadas parasomnias.
Además, algunos adolescentes y adultos jóvenes sufren el denominado síndrome de fase atrasada de sueño, que consiste en no tener un horario adecuado y constante para ese descanso al dormirse y levantarse muy tarde.
Quienes no tienen ocupaciones, que no necesitan levantarse temprano, que están hasta las tres o cuatro de la mañana en la computadora o en Internet, invierten su ciclo del sueño”, detalló el especialista.
Jiménez Correa sugirió para dormir tener un horario regular para acostarse y levantarse que permita activarse temprano de manera habitual, aunque se duerma mal, pues eso ayudará a hacerlo mejor la siguiente noche.
Realizar actividad física al menos tres veces por semana, preferentemente intensa y por la mañana, además de prescindir del consumo de café o alcohol antes de ir a descansar, ya que pueden provocar reflujo, ronquido y sueño de mala calidad.
Fuente: Excélsior.