El flash fotográfico o chispa fotográfica es un dispositivo que actúa como fuente de luz artificial para iluminar escenas en fotografía, fue inventado por Johann Ostermeyer el 21 de septiembre de 1930.
Se utiliza, sobre todo, cuando la luz existente no es suficiente para tomar la imagen instantánea con una exposición determinada, aunque también tiene otros usos. El flash es una fuente de luz intensa y dura, que generalmente abarca poco espacio y es transportable. Existen varios tipos de flashes: El flash de lámpara, que en la actualidad ha caído en desuso, sobre todo porque había que reponer la lámpara tras cada destello.
El flash electrónico, que es instantáneo y debe estar bien sincronizado con la apertura del diafragma. El flash estrobostópico, electrónico o múltiple, el cual, en vez de emitir un solo haz de luz, emite varios. Si el sujeto está sobre un fondo oscuro y el sujeto se mueve, obtendremos una imagen en movimiento y El flash por simpatía, que se usa en los estudios fotográficos. Consiste en la utilización de varios flashes, que funcionan al unísono por “simpatía”. Cuando se dispara uno el resto detectan la luz y disparan también.